“Ellas son refugio de muchos corazones” Federico García Lorca.
Las promotoras de Derechos y Preventoras de violencia en la Casa de atención y acompañamiento Comunitario (CAAC) “José Daniel Rodríguez”, hace un poco más de dos años se vienen formando para realizar un trabajo territorial fundamental: captar situaciones de violencia en las barriadas del oeste de la ciudad de Paraná, lo que popularmente se conoce como la zona de “El Volca”, donde la Corriente Clasista y Combativa tiene un desarrollo histórico y con quienes trabajamos cotidianamente. Ellas son dos grupos de mujeres de distintas edades, entre 20 y 50 años, todas provenientes de los barrios aledaños como Balbi, Antártida Argentina, San Martín, La Floresta, Malvinas Argentinas, entre otros cercanos.
Dice Giuliana sobre su participación en los talleres: “He aprendido a hacer muchas amigas y a acompañar a otras a que no tengan miedo”. Esto fue un largo camino, en cada encuentro se aborda una temática específica (nueva o continuada) que implica temas como: el fortalecimiento de lo grupal, la incorporación de la salida colectiva como perspectiva de trabajo, la importancia del acompañamiento, los ciclos de la violencia, los distintos tipos de violencia, la doble opresión de las mujeres, el rol de los medios de comunicación, distintas experiencias según los gobiernos (el franquismo, la experiencia de la China Socialista, el Estado Argentino durante el peronismo), los derechos conquistados, los Encuentros Nacionales de Mujeres y su historia, las leyes que regulan nuestros derechos, las que aún faltan como la Ley de Emergencia en violencia hacia las mujeres, entre otros emergentes. Cada semana se hace una propuesta que implica también una práctica concreta que va desde la realización de materiales de difusión hasta salidas de captación en territorio.
“Al principio no hablábamos ninguna y ahora nos tienen que hacer callar” dice Mirta entre risas, rememorando esos primeros encuentros calurosos, donde la CAAC aun no tenía techo, y nos sentábamos en una sombra del paredón, con mucha dificultad para hacer una ronda porque no existía suficiente confianza para mirarnos las caras. Dos meses después, los grupos adquirieron una dinámica de acompañamiento mutuo en perspectiva a realizar el trabajo territorial de promoción. Cuando le pedí a Janet que expresara qué significa para ella ser promotora, dijo que “es ser una gran aliada para las mujeres en el camino de asenso a la justicia y en desnaturalizar la violencia”. Así de sencillo, porque del barrio a los entes del Estado, todavía para muchas hay un gran abismo.
Sobre esto último, Karen expresa que “ser promotora es acompañar a las demás personas a conocer sus derechos, respetar sus opiniones, pero brindando la mayor cantidad de información, apoyo y comprensión”. También Betiana aporta a esto y sostiene: “nosotras podemos colaborar en ayudar a otras a salir de una situación de violencia, porque cuando atraviesan por algo así, necesitan apoyo y contención, y nosotras lo podemos brindar”. Las promotoras cumplen ese rol fundamental y sostenido que desde otras instituciones no se realiza: el acompañamiento. Cuando hay tal grado de vulneración las mujeres necesitan esos lazos, que de algún modo, convierten sus dolores en compañía.
En nuestra CAAC, que en el marco general trabajamos todos los días con el dolor y la angustia de las adicciones y buscamos caminos que incluyan un tratamiento desde una perspectiva integral y comunitaria, se forman estas compañeras para dar batalla a la violencia, recrudecida durante los últimos 4 años y profundizada en épocas de pandemia, donde somos las mujeres las que primero sentimos el latigazo, y es por ello que redoblamos la apuesta y sostenemos los espacios de modo virtual para continuar llegando a las mujeres de la zona. Dice Selene: “contacté a una chica por Facebook porque realizó una publicación donde contaba que sufría violencia, activamos el protocolo y pudieron hacer la denuncia. Más adelante esa misma chica denunció un secuestro de otra mujer, y otra vez logramos que actúe la Comisaría de la Mujer”. En concreto, las promotoras actúan como nexo fundamental entre los organismos del Estado (como la Subsecretaría de la Mujer) y las barriadas, son las que en conjunto con compañeras de otros sectores tejieron las relaciones necesarias para que las mujeres puedan salir de situaciones de violencia, muchas de ellas muy graves, que podrían llegar a ser femicidios. Sobre esto, Iris asegura: “ser promotoras es una gran responsabilidad, y nosotras lo hacemos con mucho esmero”; y Agustina reafirma: “nosotras nos formamos para acompañar mujeres que sufren violencia en cualquiera de sus formas, porque muchas veces no tienen a nadie”.
La Multisectorial de Mujeres Entrerrianas
En Entre Ríos, la Multisectorial de Mujeres Entrerrianas -principal impulsora de la Campaña por la Declaración de emergencia-, compuesta por docentes, estatales, ladrilleras, trabajadoras desocupadas y de las economías populares, estudiantes secundarias y universitarias (y sus gremios), hace 5 años puso en la calle la consigna de la Emergencia, con centro en las Promotoras y el presupuesto necesario. En el marco de la pandemia, la Campaña Nacional por la Declaración de Emergencia en violencia largó el voluntariado que tomaron principalmente las jóvenes y, en su dinámica casi natural en el manejo de redes sociales, sumaron
alrededor de 150 mujeres de 26 localidades, en camino a ser promotoras territoriales y en lugares de trabajo. Un acierto colectivo que denota la necesidad real de desarrollar este trabajo. Ayer celebramos el reconocimiento Institucional del Ministerio de la Mujeres y Diversidad a las promotoras, que es un programa de formación, y decimos que es una conquista de todas. Consideramos que es necesario ir un paso más hacia el aspecto remunerativo: ningún trabajo esencial puede ser voluntario, y todas las mujeres que hicieron esta práctica deben recibirlo. En un contexto donde solamente en la Subsecretaría de la mujer llegaron 352 oficios (denuncias previas que se profundizan en el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio) y 108 nuevas denuncias, todas causas penales, y hay una gran parte que aún no llega, como dice Nelly: “Las promotoras son muy importantes. Las mujeres que sufren violencia tienen mucho miedo, y tener una compañía constantemente te anima a salir de esa situación”. En camino a la Ley de Emergencia, este paso intermedio es una bocanada de aire fresco después de largos años de trabajo y pisar la calle.
* Daniela Vera es referente de la Multisectorial de Mujeres Entrerrianas y Sec. de Género de CTA-A ER.
Publicado por Río Bravo el 28 de mayo de 2020.