En el marco de un modelo agroexportador, donde el desarrollo de las comunidades rurales estuvo sumamente relegado de las políticas de Estado y hoy abiertamente despreciado bajo una lógica de la ley del más fuerte, la producción agropecuaria es (muy) poco más que un generador de divisas y los agricultores y agricultoras familiares se ven hoy más que nunca abandonados a su suerte, sobre todo en el marco de una política económica que con el objetivo de controlar la inflación asestó duro golpes al mercado interno.
En este contexto, quienes, en pequeña escala, realizan o realizaban hasta hace poco actividades de producción agrícola, cría de animales y pesca en Entre Ríos, no son la excepción y buscan llamar atención a las autoridades provinciales con el objetivo de que se tomen medidas que sirvan al menos para atenuar los devastadores golpes de las políticas del Gobierno nacional.
En ese marco, la Federación Nacional Campesina (FNC) de Entre Ríos, se propuso “evaluar la situación en la que se está y cómo se vienen atravesando estos nueve meses de Gobierno de Milei y Frigerio en la Provincia y poder solicitar al gobierno provincial audiencia tanto a Desarrollo social como a Desarrollo económico para poder plantearle las principales demandas”, según explicó a Río Bravo el dirigente de la organización Pablo Benetti, ingeniero agrónomo y ex técnico del Instituto Nacional de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena (INAFCI), despedido a partir de la decisión del gobierno de Javier Milei de liquidar el organismo.
“Es grave situación que se está pasando. La crisis golpea fuertemente a los compañeros que no llegan a fin de mes o lo poco que pueden producir no les alcanza para poder subsistir, viven gracias a caza de ciervos y de animales silvestres para poder acceder carne”, contó Benetti.
La situación de las familias rurales con muy pocas posibilidades de acceso a la tierra se ha visto doblemente agravada: no sólo se vieron afectadas por la eliminación de políticas orientadas a la asistencia, acompañamiento y desarrollo sino que la sequía que afecta a pequeños, medianos y grandes productores agropecuarios dejó sin changas a hombres y mujeres o con trabajos muy mal pagos.
Hoy, resaltó Benetti, es una realidad insoslayable "la falta de posibilidades de laburo, ni hablar de posibilidades de laburo para las mujeres que siempre fue complicado en la zona rural, pero ahora se ha profundizado. Antes conseguían alguna changa de para limpiar alguna estancia o limpiar alguna casa, de acompañante, eso no solamente escasea sino que lo poco que hay es mal pago".
“Son familias que viven en el medio rural pero no tienen superficie para producir, para tener varios animales como para poder sustentarse. Sí o sí tienen que changuear para poder vivir”, describió el referente de la FNC.
A modo de ejemplo, recordó que desde la organización se había logrado acceder al programa Potenciar, “pero son 78.000 pesos y una compañera contaba que le llegaron 60.000 pesos de luz y tiene que pagar alquiler, al marido lo despidieron del lugar donde estaba trabajando y se rebuscan haciendo panificados y vendiendo carne de siervo”.
Por otro lado, recordó que cuando aún no se había eliminado el Instituto de Agricultura Familiar, desde el organismo se facilitaba a los productores la logística para transportar la producción y ofrecerla en ferias locales, algo que fue totalmente eliminado, junto con la asistencia técnica y el acompañamiento que se hacía desde el instituto, con insumos y herramientas.
Demandas a la Provincia
—¿Hay algún tipo de programa provincial que esté llegando a los a los agricultores familiares o cuál es la situación?
—No hay ninguna política de Estado provincial directo hacia la agricultura familiar. Durante el Gobierno anterior nosotros tuvimos llegada con el Ministerio de Desarrollo social y con Producción, para gestionar fondos para poder acompañar los procesos productivos. Eso hoy se acabó, ni siquiera las semillas de Pro Huerta van a bajar de Nación. Hay provincias que se están organizando y es el Estado provincial el que va a cubrir la provisión de semillas. Acá nada.
Con esas pocas palabras, Benetti resumió el desamparo en que viven los miles de entrerrianos que viven (o vivían) de la agricultura familiar.
En ese marco, aseguró que hasta el momento, “lo único que se está haciendo” en Entre Ríos es ejecutar los fondos de la emergencia agropecuaria de 2023, pero –señaló– “no hay una política hacia el desarrollo rural, dirigida hacia la agricultura familiar específicamente”.
Desde la FNC, tras diversas jornadas de debates sintetizaron las principales demandas que buscan hacer llegar a las autoridades provinciales, entre ellas “la necesidad urgente de alimento, de asistir a las familias con bolsones para poder sustentarse, la asistencia con semillas y herramientas para producir, transmitir la preocupación por el aumento del costo del combustible para poder mover la tierra y la necesidad de algunas familias del acceso al agua”.
Publicado en Río Bravo el 11 de septiembre de 2024