La información estadística de diciembre da cuenta que el índice de precios al consumidor IPC, ha subido un 3,1% durante el último mes del año 2017. Desde la percepción cotidiana, podría decirse que para el trabajador, jubilado, desocupado, ama de casa, es un dato ya percibido, sabido, soportado. Un dato que aún pareciera acotado para la sensación concreta y personal de la inflación, esa que se experimenta en la compra cotidiana y que a lo largo del año acumuló aumentos por el 24,8 % a nivel país o el 25 % en la región pampeana de la que forma parte estadísticamente la provincia.
Lo cierto es, que ese 3.1 %, ha proyectado la Canasta Básica Total para un Hogar Tipo 2, a $ 16.594,85, aproximadamente. Más concretamente expresado, la Canasta Básica Total para una Familia Tipo 2, es lo que consumiría durante un mes una familia integrada por; un padre de 35 años, una madre de 31, un niño de 6 y una niña de 8 años, siempre y cuando fueran propietarios de su vivienda. El dato en sí mismo, puede generar incluso desasosiego en quien lo mira cuando inexcusablemente siente el impacto en su ingreso salarial mensual. Pero en cierta manera, quien asuma este ejercicio, también debe conocer que el Informe de Distribución de Ingresos del 3º trimestre de 2017 del INDEC, da cuenta que el ingreso promedio para una persona ocupada en nuestro país es de $ 13.663,00. Esto referido a la población ocupada, no incluye jubilados o desocupados.
Fuente: INDEC Informes Técnicos – Trabajo e Ingresos – Evol Dist. Ing – 3º Trim.Pg. 5
Concretamente, en este país un trabajador con el ingreso medio no puede sostener a su familia. Los 8 primeros deciles o grupos en los que se divide la población encuestada en el Informe de Trabajo e Ingreso del INDEC, no alcanzan a cubrir el costo de la CBT para la familia Tipo 2. Aún resuena, la torpe y brutal declaración del funcionario del gobierno Javier González Fraga cuando expresó; "le hicieron creer a un empleado medio que su sueldo medio servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior. Eso fue una ilusión. Era bueno pero no normal, no era sostenible". Comentario que sintetiza la concepción política económico-social establecida, después de realizarlo fue designado como Presidente del Banco Nación.
Para dimensionar la grosería en términos sociales que implicó ese comentario, es importante recordar el ingreso promedio en Argentina según el Informe de Distribución del Ingreso del segundo trimestre de año 2015. Para una persona ocupada, el mismo era de $ 7354,00, mientras que el valor de la CBT publicado por FIEL para junio de ese año era de $ 7452,00. Respecto de los deciles, los ingresos de los seis primeros no alcanzaban para cubrir la compra de una Canasta Básica Total, es decir, esa era la realidad estadística de la “anormal ilusión” de González Fraga. Realidad que hoy lógicamente de acuerdo a esa concepción ha desmejorado extendiéndose hasta el octavo decil de los ocupados que no alcanzan a cubrir una CBT para una familia T2. En este punto, es importante recordar que en la metodología del INDEC, el costo de CBT marca la línea de pobreza, mientras que la Canasta Básica Alimentaria marca la línea de indigencia, por lo tanto con ingresos que no permitan acceder a las mismas, se es pobre o indigente.
Publicado por Río Bravo el 29 de enero de 2018.