El conocido centro de estudios con sede en Paraná enumeró las expresiones del colonialismo en temas de territorio, economía, biodiversidad, cultura, en un documento que los manifestantes titularon: “Saludamos desde el litoral a los hermanos fueguinos”.
El documento firmado por el historiador de Paraná Juan Antonio Vilar y el periodista y artista de Gualeguaychú Alberto Dorati, presidente y vice del centro de estudios, reconoce la determinación de los habitantes de Tierra del Fuego que declararon “canción oficial” de la provincia a la Marcha de las Malvinas. “Vemos allí un símbolo de unidad y emancipación de la matria grande. También vemos una fuente de conciencia que revela la hegemonía del capital para afianzar el colonialismo y los privilegios no sólo en lo territorial sino por vías renovadas”, se lee.
Luego de explicar el uso de la expresión “matria”, los artiguistas entrerrianos y santafesinos apuntan que tomaron el testimonio de los fueguinos “para repudiar la colonialidad que sufre la Argentina toda, es decir, repudiar la prolongación del dominio territorial por distintos métodos, empezando por el predominio del capital financiero y las multinacionales, y las consecuencias de su imperio: el endeudamiento que compromete nuestro futuro, el saqueo de los bienes comunes, la enseñanza manipulada y el consumismo que nos convierte en engranajes y mercancías”.
“Las Malvinas nos llaman a la emancipación en todos los planos, en el Atlántico Sur y en el continente. La colonialidad no es un mal que nos ataque sólo desde afuera: nos parasita desde adentro. Vemos sus frutos en: la propaganda, la destrucción del ambiente, la desocupación, el hacinamiento, la fragmentación, y la concentración de la tenencia y el uso de la tierra”, dice la declaración.
Más adelante propone la incorporación de un símbolo de las Malvinas en la bandera nacional, con alegorías artiguistas, y subraya los “modos de la colonialidad”, es decir, de la dependencia naturalizada. Apunta contra la propaganda, la destrucción del ambiente, la desocupación, el reemplazo de personas por robots, por ejemplo.
“El dinero, la guerra, la propaganda se han unido para someter la vida a las minorías, manipulando incluso la voluntad de cándidas mayorías sobornadas con el consumismo, tras la destrucción de culturas milenarias. Pero ni las comunidades ni los saberes están todos sepultados ni la historia ha concluido”, expresa la agrupación anticapitalista.
También cuestiona el régimen que expulsa a las familias de sus lugares para hacinarlas en barrios, y aboga por “la expulsión del gran capital (banqueros, terratenientes, grandes grupos y cadenas) y la conversión de sus pretendidas propiedades en espacios para la vida y el trabajo comunitario, con celo por la soberanía particular de los pueblos, entendida como una autonomía participativa, comunitaria, que respete tanto los modos regionales como la unidad de los pueblos”.
Otro fragmento de la medulosa declaración pone el acento en la fragmentación del conocimiento y de las organizaciones sociales y cuestiona el “tradeunionismno” de los sindicatos. También dedica un amplio espacio al análisis de las consecuencias del proceso de concentración de la propiedad y el uso de la tierra, y el sistema de agronegocios.
“Lo nuestro es comunicación en vez de propaganda; ambiente sano en vez de erosión y contaminación; trabajo digno en lugar de hacinamiento; mirada integral en lugar de fragmentaria; tierra en comunidad y alimentos sanos en vez de avaricia y saqueo: ¿qué organizaciones enfrentarán los desafíos del siglo XXI?”, dicen los artiguistas, que cumplen 10 años en el aniversario de la muerte de Atahualpa Yupanqui.
Publicado por Río Bravo el 28 de mayo de 2017. Foto: el de Haití es uno de los conflictos que, según la JAPL, concentra y expresa más cabalmente los sufrimientos, dolores y resistencias de nuestro continente.