Se llama Tamara, pero podría llamarse Thiago, o ser uno de los niños desnutridos que por arte de la semántica abandonó la estadística. Tiene 23 años, pero podría ser un bebé, o un jubilado que espera una vacuna que nunca llegará a su Centro de Salud. La crisis es tan profunda que nos acostumbramos a lo crudo como la hacienda que se entrega mansa al matadero.
Cuatro hospitales importantes
El disparador de esta nota es una madre primeriza de Gualeguaychú que tuvo que recorrer tres ciudades diferentes de la provincia para poder dar a luz. Las involucradas en los hechos, fueron cuatro, pero en una ni se detuvo. No vamos a ahondar en información personal, porque no viene al caso, y puede convertir en anécdota un hecho peligrosamente cotidiano. Ni el Hospital Centenario de Gualeguaychú ni el San Antonio de Gualeguay, ni el Urquiza de Concepción del Uruguay pudieron realizar el parto, por lo que tuvo que viajar nada menos que hasta el Masvernat de Concordia. En el primero no había (¿y ahora hay?) ginecólogo; en el segundo no había (¿y ahora hay?) anestesista; en el tercero había (¿y sigue habiendo?) un virus en Neonatología. La travesía le llevó casi 400 kilómetros, en las peores condiciones, con intensos dolores, con la incertidumbre de no saber qué va a pasar con tu hijo. El peor trato, en el peor momento. Si no podemos hacer una cesárea estamos hechos mierda.
Algunas fotos viejas
Uno ya tiene sus años, y la memoria es una de las herramientas periodísticas más importantes. Mientras Montiel y su familia hacían negocios con los bonos federales, los trabajadores de salud no cobraban su sueldo, faltaban insumos tan básicos como las gasas, y no había ni una obra. Se sabe que el kirchnerismo en Entre Ríos no ha sido una excepción a la regla nacional: mucha chapa y mucho Durlok. Enormes carteles sobre las obras, mientras por lo bajo alteraban las estadísticas de desnutrición infantil para golpearse el pecho. Nombraron miles de ñoquis en los hospitales pero falta el personal básico para atender un parto. Hasta hicieron un acto con el entonces ministro Cettour (el mismo que le consiguió trabajo al violador de una chica de 11 años para que “formen una familia”) a metros del Hospital Justo José de Urquiza de Concepción del Uruguay que se llamó “Década ganada en Salud”. Venían de matar a Thiago Albornoz por mala praxis y para lo único que se movió rápido el ministerio de salud fue para tapar a los médicos amigos. Ahora el macrismo vino con un ajuste fuerte, y ¿qué hace el gobernador elegido con la boleta del kirchnerismo? Sí señor, ajusta en salud, ajusta en educación. Sin chistar.
Mil historias más
En un viaje a Buenos Aires me tocó llevar a una mujer embarazada que hacía dedo con sus dos hijos. Esperaba bajo una molesta llovizna cerca de la entrada a Villa Paranacito alguien que la lleve a Zárate. Durante nueve años, esa mujer atendió sus tres partos viajando a dedo desde Villa Paranacito hasta la provincia de Buenos Aires. Tres hijos que nacen gracias a que su madre hace más de cien kilómetros como puede. Y así podríamos seguir enumerando. Se han manifestado críticas desde ATE Entre Ríos, desde la oposición, desde todos lados. Los sobreprecios, que para algunos son un detalle, llevaron a que en los hospitales de la provincia falten cosas tan básicas como tomógrafos, extractores de plaquetas, etcétera. Y si te duele la panza capaz te dan una buscapina porque no tienen forma de saber lo que tenés adentro. No es sólo nacer. El problema es que es una lotería, nacer, enfermarse, operarse y morir en Entre Ríos.
Publicado por Río Bravo el 27 de enero de 2017.