Ningún oligarca de afuera o de adentro del país es dueño de vastos territorios sino como cómplice del genocidio europeo y metropolitano que precedió al robo de la tierra.
A eso debieran saberlo los gobiernos nacional y provinciales, los gendarmes y policías, y los jueces, convertidos en opresores del pueblo y a favor del gran capital intruso, y por tanto, sin legitimidad.
A la persecución racista, la matanza y la reducción a servidumbre de miles y miles de mujeres, hombres y niños de todo el territorio argentino durante siglos, le siguió el empobrecimiento hasta el desarraigo y la expulsión de millones, para hacinar a los sobrevivientes en villas donde las personas no estorben los negociados de los invasores y sus beneficiarios.
Los hermanos mapuche están, con otros, a la vanguardia en la resistencia y la recuperación de los predios comunales para trabajar con dignidad bajo el principio del kume mongen, vivir bien y bello, en armonía, en relación de equilibrio con el resto de la naturaleza, un valor que compartimos con todos nuestros pueblos antiguos y vivos de nuestro continente Abya yala.
Saludamos el esclarecimiento y la valentía del pueblo mapuche, y exigimos a los funcionarios pasajeros de los tres poderes, de la nación y la provincia, el fin de la represión, la liberación de los detenidos y la atención de sus justos reclamos. Que no se confundan: sus leyes y normas pretenden ignorar 500 años de atropellos, 500 años de resistencia, y hacer como si nada hubiese ocurrido. El saqueo y la devastación capitalistas tienen allí sus frutos. El pueblo tiene memoria y dará lucha mientras viva.
Fuera latifundistas, fuera represores, basta de robo y acumulación de tierras. Vaya con estas palabras nuestro abrazo a las hermanas y los hermanos mapuche desde el Litoral.
Publicado por Río Bravo el 13 de enero de 2017.





