Para quienes creemos que no hay salvación individual si no hay lucha, abrazo, esfuerzo y compromiso colectivo; que no hay dicha personal si alrededor hay desesperación y angustia; que no hay libertad real si no existen la justicia social y la igualdad de oportunidades; hoy es un día triste.
Es un día muy triste para quienes denunciamos la destrucción del planeta en manos de la irracionalidad de la acumulación capitalista; quienes defendemos los bienes comunes y luchamos por el agua, por la vida y el aire puro.
Vivimos un día muy triste los que creemos que ningún ser humano está de sobra en el mundo, que defender la vida es luchar para transformar las condiciones de vida de los pueblos del mundo; los que entendemos que “amar al prójimo” exige el compromiso de mirar al otro como un semejante e indignarse con él cuando es sojuzgado.
Los que nos emocionamos cuando escuchamos en boca de un Papa la defensa de nuestra soberanía en Malvinas, una oración por la memoria de nuestros héroes y la denuncia de la usurpación pirata, hoy vivimos un día muy triste.
Hoy perdimos a uno de los nuestros. Se nos fue el único Papa de este lado del mundo, el que amaba el tango y el mate, el que exhibía su pasión futbolera a pesar de la flacura de goles, el Papa que abrazó a Madres y Abuelas; el de la vida sencilla y mocasines gastados. Y a la vez, el que comprendió cabalmente que en una sociedad dividida, su iglesia también estaba dividida. Perdimos al Papa que había pedido que la muerte no lo sorprenda inconsciente y que dedicó sus últimas horas a dar el mensaje de la Pascua e instó a combatir el hambre y garantizar la paz y las libertades colectivas.
Festejarán (disimuladamente y puertas adentro) quienes lo llamaron el “representante del maligno en la tierra” o quienes lo acusaban de ser un infiltrado en el Vaticano.
La historia pondrá a cada quien en su lugar. Ojalá tengamos la convicción, la claridad, la fuerza y el amor como para, al final de nuestros días, ocupar un lugar más cerca de Francisco que de quienes hoy suspiran aliviados por su partida.
Publicado en Río Bravo el 21 de abril de 2025