Este miércoles, se llevará a cabo una Jornada de Prevención de Consumos Problemáticos. La misma se desarrollará en la plaza Sáenz Peña, a partir de las 16, y será un lugar de visibilización del trabajo que las organizaciones, que combaten el consumo de sustancias psicoactivas, realizan en sus territorios.

La fecha, 26 de junio, coincide con el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas; celebración mundial, propuesta por la ONU, que tiene como objetivo concientizar sobre el grave problema que representan las drogas ilícitas para la sociedad. En Paraná, el problema del consumo de drogas viene creciendo desde hace tiempo, pero se ha intensificado en estos últimos meses, en los cuales, por la política liberal del gobierno nacional, se ha fortalecido el negocio ilícito en los contextos de vulnerabilidad extrema de la población juvenil de los barrios.

Las distintas organizaciones que sostienen dispositivos de salud, como las Casas de Atención y Acompañamiento Comunitario (CAAC) y los Dispositivos Territoriales Comunitarios (DTC), buscan visibilizar la situación económica y social, el consumo de drogas y las violencias que atraviesa la comunidad alrededor de estos espacios. Organizaciones como el Movimiento Ni Un Pibe Y Piba Menos Por La Droga, el Movimiento de Trabajadores Excluidos, la Fundación CRESCER y Hogar de Cristo, conforman la Mesa Intersectorial para el Abordaje de la Problemática del Consumo, un lugar de encuentro para sumar esfuerzos en pos de unificar pautas y acciones concernientes a trabajar articuladamente, para dar respuestas integrales a las personas que se encuentran en situación de consumos y adicciones.

Entre las actividades de difusión propuestas para el evento, que la comunidad paranaense podrá ver y disfrutar en la plaza, está previsto: algunos espacios de juegos para los niños, un espacio cultural y deportivo, stands informativos, un stand de salud y una radio abierta.

El trabajo en los dispositivos de salud

La Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario “José Daniel Rodríguez”, que preside el Movimiento Ni Un Pibe Y Piba Menos Por La Droga, se ubica en el barrio San Martín, zona más conocida como El Volcadero. Allí, cientos de familias se las rebuscan para sacar de la basura algo para cambiar por dinero en las barracas de los alrededores, y comida tanto para sus animales como para ellos mismos.

Javier Billordo, coordinador de la CAAC “José Daniel Rodríguez”, explica que los dispositivos se esfuerzan por abordar la problemática de las adicciones de manera integral, pero algunos focalizan el trabajo en la prevención y lo comunitario y otros en la atención y el acompañamiento. Sin embargo, ambos enfoques ven con preocupación el deterioro de las condiciones de vida y la vulnerabilidad de los derechos básico para la supervivencia de la población que se acerca a estos espacios.

Javier comenta que, a quienes integran la Mesa Intersectorial, “nos alarma esta situación de vulnerabilidad, que se ha agudizado drásticamente. Hay miles de jóvenes excluidos de la educación, del trabajo e incluso de un techo y de una comida. Para ellos y ellas, la oportunidad de volver a la escuela o conseguir un laburo digno, es muy limitado. Ante esta situación, crece la oferta de drogas y muchas familias recurren a ellas para la venta, buscando hacerse de recursos para poder comer”. En ese contexto, Billordo explica que “esto empeora las condiciones de aquellas personas que están atravesando la problemática de las adicciones. Porque, en definitiva, para tapar el dolor o la angustia que les genera tanto las condiciones materiales de existencia como, también, el agravamiento de los vínculos violentos con la familia, con el barrio o con la comunidad, recurren a las sustancias psicoactivas para poder evadir el sufrimiento”.

En el basural municipal, como caso testigo, puede observarse cómo cada vez más gente, van a recolectar y separar residuos y con lo que sacan lo destinan directamente a la compra de sustancias. Según testimonios de los vecinos, se ha incrementado la cantidad de familias y jóvenes que recurren al volca y viven en situación de calle. Todo este contexto en una decidida  ausencia de recursos gubernamentales que se orienten a resolver los derechos vulnerados de estas poblaciones.

En síntesis, lo que las distintas organizaciones y dispositivos ven como común denominador es el agravamiento de la situación socio económica de las personas que se acercan a estos espacios, que hay un aumento del consumo de sustancias, hay un aumento de nuevas sustancias, como el crack, y que los recursos que se destinan tanto a resolver un plato de comida como al acceso a la atención de la salud, el acceso a los medicamentos, el acceso a la atención psicológica, el acceso a la internación o a la derivación a las comunidades terapéuticas, se han visto disminuidos.