Pero todavía hoy hay muchos que están obsesionados con detalles menores, que sólo sirven para correr el eje de lo importante. Justo en tierras como esta, que dan tanto, y reciben tan poco. Quizás el caso emblemático sea el de los hijos de Urquiza. En el afán de avanzar en la discusión, mediante este acto solemne, quiero dar por zanjada esa duda tan insignificante:
Concepción de Urquiza Díaz, Pedro José Teófilo de Urquiza Calvento, Waldino de Urquiza Calvento, José de Urquiza Calvento, Diógenes de Urquiza Calvento, Ana Dolores de Urquiza López Jordán, Justo José del Carmen de Urquiza Sambrana, Cándida Margarita de Urquiza Mercado, Clodomira del Tránsito de Urquiza Mercado, María Juana de Urquiza Sambrana, Norberta de Urquiza Romero, Medarda de Urquiza Cardoso, Dolores Urquiza Costa, Justa de Urquiza Costa, Justo José Salvador de Urquiza Costa, José Cayetano de Urquiza Costa, Flora del Carmen de Urquiza Costa, Juan José de Urquiza Costa, Dominga Micaela de Urquiza Costa, Teresa de Urquiza Costa, Cipriano José de Urquiza Costa, José del Monte Carmelo de Urquiza Costa y Cándida Amelia de Urquiza Costa.
Fuera de esos veintitrés, hay más de ochenta en un terreno mítico que no tiene sentido discutir, desde el momento que no hay una herencia que reclamar, y porque Martha Holgado Not Dead.
¿Listo? ¿Puede ser posible que dediquemos las visitas al Palacio San José para otra cosa que no sea hablar de “eso”? Salvo que lo hagamos para plantear el tema de la igualdad de género. En ese caso sí. Como si el Justo José me hubiese escuchado, un gegén urquizista me atacó a traición. Es tiempo de partir.
Se viene el verano y pide refresco. Invito nuevamente a confiar en el tereré que no hace daño y arrolla la sed mucho más que Paso de los Toros. Esta temporada también habrá mosquitos, viejas del agua, escapadas al arroyo y ojotas gastadas. Serán meses de descanso para algunos, mucho ruido de gurises y siestas en el balcón. Pero no nos olvidemos de los inundados, de los que se quedan sin agua por falta de suministro, de los desocupados, de los barrios abandonados, de la trata de mujeres y las golpizas en las comisarías. Como decía Juanele, ellos también son hermanos nuestros, y están aquí cerquita.