Miércoles, 15 Agosto 2012 07:47

Los espejitos de la hidrofractura

Escrito por Río Bravo

La fractura hídrica como método para la extracción de gas no convencional es la nueva amenaza al servicio de la expoliación de nuestros recursos energéticos en manos de multinacionales megamineras y promesa de seguros daños ambientales.

 

 

 

Con la implantación del sistema de hidrofractura (fracking) para la extracción de gas de esquisto (shale gas y tigh gas), Argentina entregaría su medio ambiente para que los países centrales ganen en calidad de vida reduciendo sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y las megamineras profundicen nuestra expoliación. Sería algo comparable a lo que hizo Uruguay al entregar las costas de Fray Bentos para que Botnia venga a contaminar nuestras aguas.


Deslumbrados por el fracking

Urribarri en Londres en diciembre de 2011 se mostró entusiasmado ante la propuesta de la transnacional Schlumberger para explorar las posibilidades de extracción del shale oil y  shale gas en Entre Ríos. La multinacional petrolera,  especializada en la extracción del shale oil y shale gas, lo había invitado a viajar a Inglaterra para demostrarle cómo podían convertir a nuestro país “en potencia energética mundial”.


Aquella vez, el entonces presidente de Investigación y Desarrollo de la multinacional y actual presidente de YPF, Miguel Galuccio, lo convenció de que Entre Ríos estaba en condiciones de entrar a la “nueva era energética que se viene en la Argentina”.  Casi al mismo tiempo de las manifestaciones latinoamericanas de solidaridad con los reclamos argentinos por nuestra soberanía en Malvinas, mientras Uruguay cerraba sus puertos a los barcos piratas, el gobernador entrerriano llegó a ofrecer en Londres nuestro “agua dulce como elemento estratégico”. Nuestras reservas de agua en el Acuífero Guaraní son un bocado exquisito para el paladar de las megamineras.


Puede ser que el posterior paso de Urribarri al ideario artiguista haya modificado en algo sus opiniones al respecto, pero lo cierto es que el ingreso a la legislatura del proyecto de Jorge Ghirardi, legislador de Villaguay, que propicia la técnica de fractura hidráulica allana el camino al negociado con Schlumberger. Ningún programa de desarrollo independiente puede basarse en la entrega de nuestro medio ambiente y de la soberanía sobre nuestros recursos naturales.


El gas de esquisto

El gas de esquisto o shale gas es el gas natural procedente de rocas impermeables, como por ejemplo, la pizarra. A diferencia del gas convencional, formado en arenisca y otras rocas permeables, que migra a través de los poros hacia estratos superiores para formar bolsas cuando encuentra una capa impermeable; éste permanece inmóvil en los poros repartidos por todo el estrato. Se aloja en intersticios de pequeño tamaño y mucho menos interconectados entre sí. Así, resulta muy difícil y costosa su extracción.


En los últimos años se comprobó que este gas no convencional abunda en países como Sudáfrica, Australia, Polonia, Francia, Chile, Paraguay, Suecia, Pakistán o India,  históricamente considerados pobres en hidrocarburos. Además de Argentina, Estados Unidos y China, que cuentan con las principales reservas. Según estudios de la Administración de Información de Energía de Estados Unidos, las reservas de gas de esquisto superan en cantidad a las existentes de gas convencional (unos 187,4 billones de metros cúbicos en 32 países). Argentina tendría unos 774 billones de metros cúbicos en reservas.


Los que impulsan la explotación no convencional apelan a diversos argumentos. Por un lado, están los que aseguran que por esta vía se diversificaría la matriz energética y se avanzaría hacia la independencia hidrocarburífera. Por otra parte, están también los alegatos acerca de supuestas bondades ambientales del gas de esquisto por sobre el gas convencional. Ambos tipos de argumento confluyen para generar corrientes de opinión favorables a la explotación de este recurso.


Peligro de fractura


La hidrofractura no garantiza ni el cuidado del medio ambiente, ni la soberanía energética, ni la diversificación de la matriz. En realidad, el camino del fracking reasegura todo lo contrario.


Es falso el argumento de la diversificación (que en sí misma no llega a ser ni buena ni mala); pues aunque si bien se trata de reservas de origen distinto al de los combustibles tradicionales; el shale gas y shale oil continúan siendo derivados del petróleo.


En nuestro país, la aventura del gas no convencional refuerza la dependencia con las multinacionales petroleras; a quiénes el artículo 3 de la Ley de Soberanía Hidrocarburífera abre las puertas para “alianzas estratégicas” destinadas a explorar y explotar “hidrocarburos convencionales y no convencionales”. Cualquiera con una leve paranoia podría pensar que algún hilo une la propuesta que en diciembre pasado hizo la Schlumberger en boca de Galuccio con el texto de la Ley Nº 26.741, llamada de Soberanía Hidrocarburífera y reglamentada hace unas tres semanas (Decreto 1277/2012)

Tanto o más alarmantes son los riesgos ambientales que entraña el sistema de fractura hídrica. La técnica consiste en realizar una perforación vertical de varios miles de metros desde la cual se derivan racimos de perforaciones horizontales de unos cuantos kilómetros. Por estas excavaciones se inyectan varios millones de litros de agua mezclada con arena gelificada y una combinación de productos químicos de toxicidad garantizada. La función de la arena es mantener abiertas las fracturas para permitir la salida del gas y el líquido inyectado al exterior. De la mezcla inyectada puede recuperarse entre el  15% y el 85%; dependiendo de varios factores (entre ellos, la responsabilidad de la empresa explotadora). El resto permanecerá en el subsuelo.


Es muy difícil saber qué químicos se inyectan al subsuelo. A raíz de denuncias por contaminación en Estados Unidos, se pudo saber que la mezcla incluye ácido, bactericida/biocida, estabilizador de arcilla, inhibidor de corrosión, reticulante, reductor de fricción, gelificante, controlador de metales, inhibidor de sarro y surfactantes. Estudios de la Universidad de Manchester (Inglaterra) detectaron unos 260 productos químicos usados en el fracking. De los cuales, 7 son considerados tóxicos para organismos acuáticos; 38 de ellos son tóxicos agudos; hay 8 probados como factores cancerígenos (y 6 sospechados de serlo); contiene 7 elementos mutagénicos y otros 5 que producen efectos sobre la reproducción.


En lugares de Estados Unidos se reportaron contaminaciones de aguas subterráneas y superficiales con productos como salmuera, químicos no identificados, gas natural, sulfatos e hidrocarburos como benceno y tolueno. A esto se agrega el aumento de riesgos de derrumbes y movimientos sísmicos.


Ya comenzó a prohibirse. En Francia, una ley promulgada hace más de un año impide la aplicación de fractura hidráulica en todo el territorio nacional y además deroga los títulos de prospección concedidos a proyectos con esta técnica. Tras una larga lucha de la población, Bulgaria hizo lo mismo en 2011. En varios estados y provincias de Estados Unidos y Canadá, se resolvieron moratorias y suspensiones a la explotación de gases no convencionales. En todo el mundo se alzan voces en contra y la Cumbre de los Pueblos de Río redactó el 21 de junio una declaración “¡Por un futuro sin fracking!”.


Entre Ríos Libre de Fracking

En nuestra provincia se conformó el “Movimiento por Entre Ríos Libre de Fracking” que abarca a numerosas y diversas organizaciones ambientalistas, sociales, políticas y sindicales. El ágil accionar logró instalar el alerta y hay diversos sectores de la población investigando, informándose y movilizando contra esta nueva amenaza.


Al mismo tiempo, ya surgieron las “imposiciones fascistoides”, como calificó la Junta Americana por Los Pueblos Libres en su comunicado del 12 de agosto a quienes presionaron a los alumnos del Martiniano Leguizamón de Villaguay para que no intentaran movilizarse contra el fracking.
Frenemos el despojo mediante la fractura hídrica para impedir otras fracturas de consecuencias más caras. Es importante ampliar el agrupamiento, profundizar el estudio, la investigación, la denuncia y la movilización para que de veras seamos dueños de nuestros recursos energéticos y de ese verdadero tesoro que son nuestro paisaje y nuestro medio ambiente. Cuando nos movemos unidos somos imparables. 

Publicado por Río Bravo el 14 de agosto de 2012

 

Modificado por última vez en Miércoles, 15 Agosto 2012 08:07

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