Así como Pirandello se mofó de tantas mañas con los “Seis personajes en busca de un autor”, nosotros podemos tomarnos la licencia de preguntar por los siete autores en busca de un protagonista. Hay unos cuantos que siguen esperando al Mesías. Y un tiempo después de inventar a los dioses, los hombres inventaron a los reyes, más tarde a los señores feudales, y así sucesivamente hasta llegar a nuestros días. En estas tierras estuvieron los caudillos. Los líderes obtienen su poder del pueblo, y en sus manos lo pueden perder. Cuando la gente se da cuenta de eso, es cuando se arman lindos líos.
Es por eso que no quiero a un gran caudillo del siglo XXI como personaje principal de esta historia. El gran protagonista es el Pueblo, con mayúsculas y sin asquito ni cínico populismo. Quiero a un hijo de estas tierras: ya sea un peón de campo, o un docente que viaja a dedo por la provincia; como también puede ser una madraza que arrastra gurises por los barrios panzas verdes, y una dotorcita que se pasa las horas en un centro de salud.
“¿Quién edificó Tebas, la de las siete puertas?” se pregunta Bertolt Brecht. ¿Quién construyó la Defensa Sur de Concepción del Uruguay? “¿A dónde fueron los albañiles la noche que fue terminada la Muralla China” ¿Qué pasó con los obreros de Pindapoy? “El joven Alejandro conquistó la India ¿Él solo?” Ramírez fue mensajero de la Revolución de Mayo ¿Quién más participó?
“En cada página una victoria.¿Quién cocinaba los festines del triunfo?Cada diez años un gran hombre. ¿Quién pagaba sus gastos?Para cada historia, una pregunta”.
En vez de mirar tanto para arriba, podemos ojear un poquito para el costado. Vale recordar lo mejor de cada uno de los que recibieron su estatua de bronce, y entender por qué Artigas y el Gaucho Rivero son opacados por la historia oficial, que destaca al Supremo y a Urquiza. Pero no caer otra vez en personalismos que tanto daño nos han hecho. “Pero no, mejor no hablar de ciertas cosas”, dicen los Sumo del Poder.
De carne y hueso, con defectos y virtudes. Con sus contradicciones, aciertos y errores. Lo menos idealizado que se pueda. Debemos construir ese personaje que pueda reflejar lo que cuesta “Un viaje al país de los Matreros”, como nos contó Fray Mocho. Eso sí, que no le vaya a echar azúcar al mate que se usa para el amargo porque sino nadie me cree que es entrerriano.