A mis 18 años no alcanzaba a entender todo lo que podía significar aquel momento. Roberto es capaz de sacar un relato de lo más íntimo y presentarlo y exponerlo como si nada.
"Y en la cárcel de Coronda, un compañero de otra celda me alcanzó un jabón...", siguió relatando. "En ambas caras del Palmolive se había tomado el trabajo de grabar con una punta los versos de Un día, un dulce día, de José Pedroni. Lo conservé hasta que logré memorizar la poesía".
De fondo, entre las frituras del disco, nos llegaba la voz de Cafrune: "...quizá un día de fiesta /para el hombre de pala y la mujer de cesta..."
Y con aquel recuerdo, supe que hasta en la cárcel más negra también hubo lugar para el compañerismo, los sueños y los proyectos.
¡No nos han vencido!
Publicado por Río Bravo el 23 de marzo de 2021