Esta conciencia acerca del valor que tiene dicho BIEN público natural crece de una manera mucho más definida en el sentir de las personas que estamos trabajando y conociendo problemáticas referidas a las necesidades que, día a día, se nos presentan para poder satisfacerlas sin perjudicar el equilibrio con la Naturaleza.
No parece que esa conciencia se imponga en otros ámbitos, especialmente en aquellos con poder de decisión en los cuales, evidentemente, predominan otros intereses por encima del bienestar de los pueblos. Nos estamos refiriendo a las actividades extractivistas que, a lo largo y ancho del país, mediante acuerdos entre autoridades y empresas, transnacionales y/o grupos económicos locales, se manifiestan abiertamente saqueando las riquezas naturales de nuestra Argentina.
¿Qué podemos decir de la mega empresa instalada en Vaca Muerta? ¿Qué de las explotaciones megamineras instaladas o por instalar en tantas provincias: San Juan, La Rioja, Catamarca, Mendoza, Jujuy, Neuquén, Chubut, entre otras? ¿Qué de la extracción de arenas silíceas (para el fracking de Vaca Muerta) en Entre Ríos, nuestra propia provincia, donde tanto hemos luchado por preservar el agua? Estos son sólo algunos de los ejemplos de la situación que describíamos anteriormente: cada uno de ellos utilizando y contaminando millones de litros de agua necesarios para la vida.
¿Y en nuestra ciudad, cómo andamos en ese aspecto? A las frecuentes declaraciones provenientes de diferentes organismos o funcionarios locales, con las que todos coincidimos, acerca de la necesidad de cuidar el agua, le suceden situaciones incomprensibles.
Si dentro de nuestro Municipio existen normas protectoras de nuestros bienes comunes naturales tales como los humedales, arroyos, hilos de agua, etc., ¿cómo se permite que se violen abiertamente esas normas? Al parecer, desde la máxima autoridad municipal, a través de las reparticiones pertinentes y más allá de sanciones pecuniarias fácilmente resueltas, no se toman medidas tendientes no sólo a controlar algunas intervenciones llamativas sino disponiendo la inmediata REMEDIACION de esos agravios a la Naturaleza, sujeto de derecho.
Ante esta situación, claramente identificada con el humedal de Salto Chico sobre Av. Eva Perón y continuación de Padres Capuchinos al Este, subsiste un interrogante ya planteado en notas a las autoridades y en publicaciones anteriores. Nos preguntamos: ¿Podría ser que el mismo Municipio violara sus propias normas o permitiera que empresas privadas o determinadas personas realizaran esas tareas en virtud de alguna autorización especial?
Nos hemos limitado a señalar especialmente una cuestión que hace ya bastante tiempo preocupa a muchos concordienses.
Publicado en Río Bravo el 22 de marzo de 2021