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Sábado, 28 Marzo 2020 06:54

2020: la escuela en cuarentena y la educación en libertad

Escrito por Pablo Álvarez Miorelli

¡Gracias Sra. Supervisora DDE Paraná Prof. Lic. Alejandra Irene Hocher, Prof. Natalí Cramaro,

Prof. Romina Siboldi, Prof. Silvana Boos, Prof. Lic. Maximiliano Elberg, Editor Pablo Felizia,

Prof. Escritora Graciela Chisty, Susana, Ely y Equipo del Comedor de la Escuela 196, y a ustedes,

lo más importante que tenemos: mis estudiantes, y el invalorable apoyo de sus familias!

¡Gracias por hacerme sentir maestro!

 

Educación entre los retornos del “No se puede” y el año del aprendizaje. Experiencia de enseñanza.

No puedo dejar de mirar el celular, miles de mensajes, no soy teléfonodependiente, pero en éstos días la cuarentena se metió en las historias cotidianas como un rayo. Así, brutal y con estruendo, rompió los encuentros cara a cara, se cerró la escuela y se abrió el conocimiento. Siempre he dicho que si cerráramos la escuela por unos años, en este país al menos, no cambiaría nada. En esto del “hacer como si”, como si se enseña algo importante (y, al decir de mis estudiantes, “en la escuela enseñan tantas pelotudeces”) de pronto sin esperarlo se cerró la escuela, todos a casa y ahí se acabó el paro docente, las críticas a la escuela y emerge -diría que casi que sin esperarlo- la educación, y no digo que la escuela no educa; digo claramente que está lejos de las problemáticas reales de la vida cotidiana de los y las estudiantes.

Otra vez mirar el celular para convencerme de que es verdad. Y sí, es verdad: se cerró la escuela y comenzó a abrirse la educación. En pleno siglo XXI, nunca se abrieron las plataformas virtuales para los estudiantes; es más, el gobierno nacional de reciente mandato cumplido dejó de entregar computadoras, así que -teléfono en mano- acudí al armado de grupo de WhatsApp, algo a lo que particularmente no soy muy afecto. En términos generales terminan siendo, al menos los que he transitado institucionalmente en alguna que otra escuela, una carnicería de vendedores, intolerantes y analfabetos políticos, de no lectores, salvo nobles excepciones que las hay y muchas por supuesto.

Sin embargo, esta vez pudo más la necesidad y la confianza en el otro que mi propio escepticismo. Así, grupo digital mediante, habilité con mi teléfono y el logo institucional los espacios de encuentro, los primeros días un volver a empezar, una colega me sumó a otro grupo y, entre la diferencia de criterios, la imposibilidad de los adultos de pensar otras estrategias de abordaje del conocimiento y un casi mortal “esto de lo virtual me sobrepasa”, opté por hacer un espacio aparte con acuerdos y reglas claras, sin fragmentar el conocimiento, pero sí para pensarlo al menos con otros, los estudiantes y sus familias. Como contracara epistémica a la expresión vertida en un grupo (“que la familia no se meta, que los padres no les hagan las cosas a los chicos”) propuse el giro de otra escuela: celebro que estén los padres, la familia con los estudiantes, que compartan este tiempo juntos. Así grabé el primer video desde la intimidad de la biblioteca de mi casa, reivindicando a las familias, instando a volver a encontrarnos, a leer en familia, con mamá y mamá, papá y papá, solo mamá, mamá y papá, la familia que se tenga, volver a encontrarse y volver a la educación desde el ser agente del Estado a ingresar a la casa y a pensar juntos proyectos de vida, volver a leer, volver a pensar la historia.

A partir de un buceo por las páginas oficiales, no me convenció ninguna propuesta así que diseñé un dispositivo didáctico a modo de integrador de Lengua y Literatura - Geografía e Historia, recorriendo desde la obra Graffiti, de Julio Cortázar1, la lectura “del mundo Paulo Freire”, lectura y escritura, pensar y sentir -todo eso a través de un grupo de WhatsApp, con una agenda diaria de aprendizaje mutuo- “Día Mundial de la Prevención del Cáncer Uterino” y, para no dejar pasar el inicio escolar desde Educación Sexual Integral, se compartió un video informativo y el cuasi mandato a acercarse al centro de salud apenas termine la cuarentena, una profe del equipo de ESI respondió al convite y desde el espacio de Inglés se envió un video sobre el VPH Virus del Papiloma Humano en Inglés con subtítulos en castellano, con el objetivo acercar información y ejercitar pronunciación en Inglés y agregar subtítulos en español.

Una madre interpeló a una docente en un grupo por el pañuelo blanco de “Madres de Plaza de Mayo”, y ante el entredicho intervine con videos, invitando a escuchar la canción de Teresa Parodi Aún caminan contigo y a relacionarlo con Graffiti, el texto de Cortázar. Se acabaron las quejas. La familia responde cuando la escuela explica, cuando la escuela se asume como agente de transformación del mundo, el diálogo compone, alienta y sostiene, volver a empezar y a leer como mandato innegociable.

Para estos tiempos, nunca más oportuno el libro Literatura para enfrentar enemigos invisibles, de editorial Ana, con obras de autores entrerrianos y santafesinos, contemporáneos, consigna simple: leer las obras, elegir un fragmento, leerlo en voz alta, grabarse leyendo y enviarlo al grupo.

Comenzaron a correr las horas, nuevo grupo con los padres, madres y preceptoras, de a poco los primeros trabajos, cada tanto un video de aliento para bajar la angustia y alentar a abordar la propuesta en familia. Mientras tanto envié en forma de imagen la propuesta organizativa institucional que en tiempos normales se informa en la primera reunión de padres (generalmente son madres) y el calendario escolar del Consejo General de Educación (CGE) que justifica el porqué los docentes hacemos lo que hacemos. Educar no es improvisar, sacar de la galera, es tener claro el sentido político que nos define el por qué hacemos lo que hacemos.

Ante la emergencia sanitaria: quedarse en casa. ¿Y la comida? Alcanzó con llamar a la responsable del comedor escolar, a Susana, para organizar que los estudiantes reciban su almuerzo, un adulto busca la vianda de 10 a 12, transmití información que fue replicada por las preceptoras en otros grupos y así lo mismo con la información de ANSES. Ante la incertidumbre, se recupera el lugar de educador de Agente del Estado como garante de derechos para poner un espacio de referencia, poco a poco en el grupo de WhatsApp somos más de cincuenta, entre los estudiantes y sus familias, la información va y viene, se llena de preguntas, de “profe no entiendo”, “profe no sé”, y el interrogante de angustia: “A ver decime, ¿qué es lo que de la consigna no puede entenderse?”. Silencios y las mismas preguntas una y varias veces, hasta que alguien pierde la paciencia y lanzaun “dejen de preguntar siempre lo mismo”, las intervenciones en cualquier horario, Yoel enviando a la medianoche información sobre el coronavirus y una aplicación para abordar geográficamente biodatos, aclarando que lo sacó de internet. Se comparte información sobre el Virus del Papiloma Humano, mientras recibía la censura de una mirada tradicional de la escuela, motivo para hacer el grupo propio por cátedra de docente específico y preceptoras que son las responsables de los y las estudiantes. Después del reto, Yoel casi que no participó más. Volver a empezar. De a poco llegaron los textos copiados de Alma, de Rubén (un estudiante cuya mamá no tiene mayor escolarización y se maneja en sillas de ruedas) y sí pudo Rubén leer, sí pudo escribir y pensar, a través de una pantalla de celular.

Un nuevo video indicando cómo resolver las cuestiones de ortografía y les propuse una situación de lenguaje para pensar, leyendo para encontrar soluciones y la diferenciación entre “hay”, “¡ay!” y “ahí”. Todo el día fueron llegando fotografías de los trabajos, no memorizamos reglas ortográficas, les propuse asociación de ideas: “Escribir un texto utilizando imágenes de diarios y revistas y las palabras que diferencian el “ahí (lugar), del verbo hay, del ¡Ay!”, y quien no tenga revistas dibuje.

Un desafío volver a lo colectivo, casi que resulta imposible seguir la consigna: “Intervengan en el grupo”, todas las consultas aparecen en el privado y, como estrategia innegociable, “o consultan en el grupo o los bloqueo”, así se marcó mensaje eliminado y las intervenciones en el grupo, aún con errores, pero con el valioso intento, a media tarde llega el audiotexto de una mamá leyendo con su hijo y confieso que me sentí maestro, la escuela vuelve a llegar a la familia, a lo importante, a juntar a la familia ante la memoria, ante la Educación Sexual Integral previniendo el Virus del Papiloma, ante las palabras y la ortografía, vuelve a hacer visibles que hay otros saberes profundamente éticos, políticos y sobremaneramente humanos: los vínculos, el aliento al reconocimiento con un público ¡Felicitaciones Rubén!, ¡Gracias mamás y papás! ¡Gracias familias!

La semana que viene será “Malvinas Argentinas”, será la memoria y la escuela cerrada, sí, pero las puertas de la educación abiertas. Es un tiempo que a contramano de algunas voces, hay que volver a la familia, a enseñar de otros modos, a manejar otros tiempos, a quitar el prohibir por el hagan, indaguen, busquen, compartan, júntense en familia, acompañen, debatan, tiempo de lo colectivo, del leamos, cuidemos, no es el aprendizaje una furiosa competencia, se aprende con otros. Y el error es parte del aprendizaje, no hay estudiantes que aprendan lo mismo y del mismo modo ¿Todos deben aprender lo mismo?

La escuela cerrada volvió a abrir la educación y a desnudar ciertas miradas que circulan y también hacen la escuela, las miradas tradicionales conservadoras, el analfabetismo digital de gran parte de la docencia, el grito del “no puedo con esto, a mi me supera”, el reclamar la especificidad de los contenidos como si fueren cosas aisladas y estancas, no vinculadas con nada más, y el aporte colectivo, la familia, pese a situaciones de pobreza y de vulnerabilidad sociopedagógica, escribe una mamá: ”Profe no quiero que mi hija se atrase”.

Primera semana concluida con infinitos rumbos abiertos, escuela cerrada y educación abierta, al menos a los interrogantes. ¿Qué es lo importante de lo que enseñamos? ¿Qué debemos enseñar realmente, de qué modos, con quienes se puede contar para enseñar? La escuela está siendo interpelada, y es más que necesario que así sea (“revisitar la mirada”, diría Sandra Nicastro) mientras leo los últimos trabajos recibidos, un escrito sobre un albañil, que también dice, sin decirlo, que ése es el contexto de quien lo escribe, el mundo real, vuelvo a sentirme maestro, aún con la escuela cerrada, circulan los rumores de los docentes que envían trabajos de un copie y pegue, de infinitas páginas, de quienes no envían nada, de los que no quieren a la familia cerca, pero también están los otros, los que sostienen lo colectivo, los que asumen la mirada de sujetos históricos, los que hacen que valga la pena todo esfuerzo. Volví a sentirme maestro, la escuela cerrada y las infinitas posibilidades de educar siguen abiertas, siempre digo que otra escuela es posible, sólo es cuestión de intentarlo.

1 La memoria histórica de esta Argentina que duele. A mí también me duele”, dicen las paredes de Cortázar, siendo una invitación a leer literatura y contextos históricos para sentir y pensar el mundo. Jamás acepté que la práctica educativa debiera limitarse sólo a la lectura del texto, sino que debería incluir la lectura del contexto.

* Prof. Dipl. Pablo A. Álvarez Miorelli - Reg. Titulo Docente CGE. Nro. 44666 F°.157

Modificado por última vez en Sábado, 28 Marzo 2020 20:06

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