Dirigentes de AGMER estuvieron acompañando a sus pares de ATEN, en las audiencias de la Causa Fuentealba II, en la que exigen "justicia completa" por el asesinato del docente neuquino, ocurrido en 2007. "En un momento en que surgen a través de distintos medios propuestas de 'cárcel o bala' frente a la situación de la protesta social, nosotros tenemos un mensaje bien claro en contra de eso", destacó el secretario de Derechos Humanos, Claudio Puntel.
Se trata del 14° Encuentro de Naciones y Pueblos Originarios. Se da en medio de un clima enrarecido por la represión e intervención judicial en Villa Mascardi. Enarbolan reclamos por la tierra, los bienes comunes y por educación y salud intercultural.
En una conferencia de prensa en el Congreso nacional, dirigentes de diferentes y plurales organizaciones sociales, acompañados por referentes sindicales y de derechos humanos, repudiaron la persecución judicial que vienen sufriendo. El allanamiento a un comedor popular y viviendas de militantes de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) fue el último episodio.
El el ex jefe de Investigaciones de la Bonaerense, Miguel Etchecolatz, murió con 9 condenas en juicios y con el desprecio popular sobre sus espaldas. Su propia hija (ex hija, porque renunció a serlo) lo repudió en vida y le dejó en claro que su existencia y su obra eran motivo de vergüenza para las inmensas mayorías. Aquí, su carta de despedida.
Desde la Red Nacional H.I.J.O.S. se repudió y exigió que se dé marcha atrás en la designación de José Alberto Bernhardt en Santa Fe, como Director Provincial del Servicio Penitenciario. El Teniente Coronel retirado formó parte del Batallón 601 de Inteligencia. H.I.J.O.S. Paraná se sumó al repudio.
En tiempos de gran influencia de las corrientes anarquista, socialista y sindicalista revolucionaria en el movimiento argentino, entre el 7 y el 14 de enero de 1919, durante el gobierno del radical Hipólito Yrigoyen, se desarrollaron los sucesos que pasaron a la historia como la Semana Trágica. Osvaldo Bayer analizó y recordó aquellos acontecimientos 80 años después “como la fecha histórica más negada de nuestro pasado”, días sangrientos en que un reclamo por mejores condiciones laborales en la fábrica metalúrgica Talleres Vasena, en Buenos Aires, fue salvajemente reprimido, dando lugar a la generalización del conflicto y una reacción brutal de las fuerzas de seguridad y grupos parapoliciales, con cientos de asesinatos, detenciones y torturas.
Más allá de la horrorosa expresión de deseos sobre una Gestapo para barrer con el sindicalismo, la filtración del video de la reunión donde así se expresa el ex ministro bonaerense de Trabajo, Marcelo Villegas, es una foto del entramado montado entonces para la persecución judicial de opositores y sindicalistas. La práctica antidemocrática que quedó evidenciada generó repudios también en Entre Ríos.
El Concejo Deliberante aprobó una ordenanza para imponer el nombre de Rosa Eloísa Paniagua a una calle del barrio Maccarone, en homenaje a la niña de 13 años asesinada por una bala policial durante la represión del 20 de diciembre de 2001, y este domingo a las 19 se realizará el acto de colocación del cartel con el nuevo nomenclador.
Lo llamaron "El viaje olvidado". Depende para quién, hay todo un pueblo que lo recuerda y atesora. En 1978, el santotomeño Miguel Cruz nadó las aguas del Río Uruguay desde el puerto de Santo Tomé, Corrientes, hasta Yapeyú, con la consigna “De la cuna de Andrés Guacurarí a la cuna del más grande Americano". El más grande americano cumplía dos siglos aquel 25 de febrero.
Aquel homenaje a San Martín fue un raid épico, con peripecias y complicaciones que lo convirtieron en una empresa casi titánica.
Es cierto que Miguel Cruz no era un paisano cualquiera, sino uno de los más grandes nadadores de nuestro litoral. Hombre de barrio, de familia trabajadora, peronista, de vida sencilla y férrea actitud deportiva. Semana a semana se adentraba en el río a entrenar, con el Uruguay bajo o crecido, bajo los soles de enero o con los rigores del frío invierno. Se destacó en competencias de aguas abiertas como los cruces del Paraná de Posadas a Encarnación; de Corrientes a Resistencia; desde 1974 participó en todas las Santa Fe - Coronda; el cruce del Río de La Plata; la Paso de los Libres - Uruguaiana; Santo Tomé - Sao Borja y competencias en Estados Unidos y Canadá, entre otras. Una vieja crónica del diario El Litoral cuenta cómo en 1975 ganó la competencia de Paso de la Patria a Punta Molina (Ctes), enfrentando los obstáculos de los bancos de arena por la bajante del río. El periodista lo describía como "un morrudo nadador con un estilo particular".
La iniciativa de homenajear al Padre de la Patria fue del nadador, de fuertes convicciones patrióticas y democráticas. Para la empresa se rodeó de un grupo de jóvenes dispuestos a acompañarlo y asistirlo desde alguna canoa. Uno de ellos, nuestro entrevistado Victor Hugo Vallejos, recuerda el raíd como "una gran experiencia impresionante y emocionante".
Cuando arrancaron la travesía, a las ocho de la noche del 23 de febrero, habían cumplido con una serie de preparativos y trámites. Sobre todo trámites, porque el rigor de la dictadura lo hizo todo más difícil. Hoy, Vallejos piensa que aquél homenaje a San Martín "pudo haber terminado muy mal" y no por los peligros del río, sino por el riesgo latente de la represión.
Para gestionar todas las autorizaciones habían contado con la ayuda del abogado Vicente Ramírez, que había sido diputado provincial hasta la fecha del golpe de 1976. Ramírez "había respondido a todas las requisitorias impuestas y brindado las informaciones a través del intendente municipal de facto de Santo Tomé", recuerda nuestro entrevistado. "A juzgar por lo que ocurrió después, pienso que el intendente no los presentó, o los militares que recibieron la información lo cajonearon".
Sobre la travesía, Vallejos cuenta que "Miguel estuvo todo el tiempo en el agua, no dejaba de nadar ni siquiera para comer. Lo hacía sin apoyarse en la canoa. Comía mucha fruta y por la noche tomaba café para que lo mantenga despierto. Desde las canoas, nosotros íbamos muy atentos a que no se durmiera, porque si se dormía seguía nadando".
En la segunda noche, un suceso complicó la travesía. "Yo veía el mismo arbolito al costado, todo el tiempo", dice Víctor Hugo y a partir de eso se percataron de que "llevábamos mucho tiempo dentro de un inmenso remanso que no nos permitía avanzar". Así fue como Junajito Martínez, otro de los acompañantes, adolescente y gran nadador, "se tiró al agua y a fuerza de golpes pudo sacarlo".
En otro momento, el alimento le jugó una mala pasada al nadador. "Un chocolate lo indigestó con un fuerte ataque de hígado. Miguel estaba muy mal pero no aceptaba salir del agua". Necesitaron insistir mucho los acompañantes para que acepte "ser asistido en la costa brasileña, en un lugar llamado la Cancha de Santa María, en una zona donde el río se vuelve muy ancho". Que nadie piense que lo vio un médico o que le aplicaron medicamentos. "Fue una señora brasileña, quien advirtió nuestra presencia y nos socorrió en una canoa. Nos atendió muy bien. A Miguel le hizo una tisana de yuyos", relata Vallejos. El nadador temblaba mucho, "con una manta lo envolvimos y él se acostó allí mismo, en la costa. Al lado del río durmió durante una hora". El deportista tuvo una rápida recuperación, "de inmediato salió nadando a una velocidad impresionante, nos costaba seguirle el ritmo con la canoa porque nadaba muy rápido, su pecho se elevaba sobre el agua por la potencia que tenían las brazadas", recuerda Vallejos.
Homenaje frustrado
Cuando se acercaban al puerto de Yapeyú, el grupo fue interceptado por una patrulla que les impidió el paso. Sólo permitieron ingresar a Yapeyú a Miguel Ángel y obligaron a los acompañantes a permanecer todo el día en la costa.
El propósito final de Miguel Cruz, dejar un pergamino al pueblo de Yapeyú como testimonio del homenaje al Libertador, no pudo ser cumplido. Hoy, Vallejos reflexiona que "el mensaje libertario de la consigna, recordando al Comandante Andrés Guacurarí, de fuerte contenido artiguista y que destacaba el espíritu de la Patria Grande soñada por San Martín", no iba a pasar inadvertido para la dictadura.
Pero en el fondo, el homenaje fue cumplido. La impresión que aquella experiencia dejó en la conciencia de los jóvenes que se embarcaron en el proyecto, la gente del pueblo que la noche de la partida se acercó a despedir a los raidistas, la admiración por la entrega de aquél enorme deportista de honda raigambre popular, llamado Miguel Ángel Cruz, valen mucho más que cualquier recepción protocolar y de compromiso que les negaron.
Fotografía: Diario El Libertador, Publicado por Río Bravo el 25 de febrero de 2020.
José Daniel Rodríguez fue un militante de la Corriente Clasista y Combativa y del Partido Comunista Revolucionario de Entre Ríos. En el estallido popular de diciembre de 2001 estuvo entre los desesperados, hambrientos y castigados que se levantaron con sus necesidades como motor y sus sueños como bandera. La policía de Entre Ríos lo buscó, lo asesino y arrojó su cuerpo debajo de una pila de neumáticos, cerca del Walmart: fue un mensaje claro, mafioso y terrorista, hacia todos los que luchaban por un país más justo y contra la entrega.
Para un militante político hay pocas cosas más preciadas que su pertenencia al movimiento, agrupación u organización en y con la que eligió construir sus proyectos de vida, individuales y sobre todo colectivos. De José Daniel Rodríguez casi todas las fotos que se pueden encontrar lo recuerdan con el gorro y / o la pechera de la CCC, luciéndolos con orgullo, alegría y convicción.
La Izquierda Diario, un medio ligado a lo más sectario de la política nacional (el partido trosquista PTS), publicó hace unos años la lista de “38 asesinados durante la represión” de diciembre de 2001. Esa lista, con motivo de la muerte de De la Rúa, volvió a circular por estos días. Necesaria, como todo aporte a la memoria popular. Llamativamente (¿o no tanto?), mientras de cada uno/a de los/as asesinados/as brinda datos e información en 3, 4, 5 o 6 renglones, de José Daniel Rodríguez sólo dicen: “asesinado en Paraná, Entre Ríos.” Ni de su militancia, su participación política y social, su compromiso con el pueblo, ni del modo aberrante en que su cuerpo apareció días después de su desaparición; tienen nada para decir. Justito con él, con José Daniel.
Ya una vez, hace tiempo, un canal de televisión local había “borrado” de la foto de José Daniel Rodríguez la sigla CCC. Como si hubiera que ocultar su militancia política y social para poder recordarlo como un muerto “inocente”.
Conozco a José Daniel por los relatos de quienes lo conocieron bien, aunque seguramente lo habré cruzado en algunas de las marchas de aquellos años convulsionados. Sé, por lo que me cuentan, que no hace honor a su memoria, a su historia y a su recuerdo, que quieran borrar su decisión, valiente y comprometida, de ser un militante social y político. Que quieran borrar su lucha por la liberación nacional y popular.
Por eso, cada vez que sobre José Daniel alguien piense que no hay nada más para decir que un “asesinado en Paraná, Entre Ríos”, tendremos que estar nosotros, los que aún sin haberlo conocido lo extrañamos, para hacer justicia. Para hacer memoria. Para custodiar su historia.
Publicado por Río Bravo el 13 de julio de 2019.