Un programa de televisión, elegido entre tantos, como expresión de la campaña montada para reinstalar la teoría de los dos demonios y retroceder años en materia de memoria. Un acto escolar, elegido entre tantos, utilizado para condenar a quienes trabajan contra el olvido.
Otra vez la agenda podrida del Estado y de la hegemonía mediática instala la baja de imputabilidad como quien esboza un comentario ingenuo. En la nota, algunas preguntas que sirven para pensar desde otro ángulo al respecto.
El ministro de Educación y Deporte de la Nación habló de la educación como la nueva Campaña del Desierto. Hace poco, el ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires negó que fueran 30 mil los desaparecidos. Dos genocidios, igualmente crueles, igualmente criminales. Lo de Bullrich, ¿causará la misma indignación pública que obligó a renunciar a Lopérfido? ¿O hay genocidios que duelen menos que otros?