Por Santiago Mac Yntyre
Ilustración: Juan Manuel Borrero
Aunque no sea una expresión exacta del viejo teorema goebbeliano –aquél tristemente célebre "miente, miente, que algo quedará"– la repetición hasta el hartazgo y la imposición del término "hidrovía" para referir a nuestras vías navegables tiene mucho de la lógica que teorizó y aplicó el jefe de propaganda nazi. Es que, de tanta repetición, terminamos reemplazando los nombres desconociendo el por qué.
Aún sin saber a ciencia cierta o con demasiada precisión de qué se trata, la mayoría de los argentinos escuchamos alguna vez esa palabra y la asociamos casi automáticamente a su sentido etimológico, aquél que nos impone el sobrevalorado sentido común: hidro = agua, hidrovía = vía o ruta acuática o fluvial; ignorando que más allá del significado de la palabra hay oscuros y ajenos intereses.
En realidad, antes de las privatizaciones menemistas nadie se refería a vía navegable troncal de la Cuenca del Plata de esa forma: Hidrovía SA es la empresa que opera el dragado y balizamiento y hasta no hace mucho el cobro de los peajes a lo largo de 3.400 kilómetros de la ruta fluvial que se extiende a por los ríos Paraná y Paraguay y que permite la navegación continua entre los puertos de Argentina, Brasil, Bolivia Paraguay y Uruguay.
Sobre las consecuencias del fuerte retroceso del Estado en las últimas décadas, el avance de las empresas privadas extranjeras, la pérdida de soberanía, las luchas y desafíos en la materia para el campo popular y los logros de la organización colectiva, dialogó con Río Bravo Luciano Orellano, autor del libro Argentina sangra por las barrancas del Paraná, una investigación que pone al desnudo y documenta la expoliación de recursos a la que monopolios exportadores y sus socios someten a nuestro país, con los puertos de la provincia de Santa Fe como principal vía de salida.
— Es común escuchar a dirigentes o militantes de la causa por la soberanía argentina sobre las vías navegables referirse a "la mal llamada hidrovía": ¿Adónde apunta la crítica?
— Desde hace 26 años la Argentina tenía el control, la gestión y la administración del río Paraná por una empresa extranjera que era la Jan de Nul. Entonces, en vez de llamar al río Paraná como lo llamaban los guaraníes, que quería decir "pariente del mar", se empezó a hablar de hidrovía. Vos sabés que todos los conquistadores te cambian los nombres; los amos le cambiaban los nombres a los esclavos y esto es lo mismo. Para colonizarnos, a los argentinos, a los queridos pueblos del litoral profundo, primero necesitan hacer una revolución cultural. Y esa revolución cultural es cambiarnos los nombres. Entonces ya no sos más el río Paraná, sino que sos una "hidrovía", que es el nombre de la empresa extranjera Jan de Nul, dentro de la órbita de la OTAN, porque la principal base de la OTAN (su sede) está en Bélgica.
Nada más ni nada menos, para que la gente sepa, la OTAN (sigla en inglés de la Organización del Tratado del Atlántico Norte) son los que quieren el patio trasero. Esto es todo una maquinaria de colonización, en un mundo en el que no somos todos libres, sino que hay países libres y hay países esclavos.
Consulta sobre las consecuencias y los riesgos de ese avance extranjero sobre las vías navegables, Orellano hizo énfasis en "el carácter estratégico" de esa unidad hídrica y fluvial, a la que define como "el corazón de América del Sur". No sólo por su importancia que tiene en el transporte de mercancías –el 80% de las exportaciones argentinas salen por esa vía– sino por los recursos naturales que son centro de atención de las grandes potencias y los magnates del mundo: "Nosotros somos millones de arroyos, lagunas, ríos; el Paraguay, Pilcomayo, el Uruguay, el río Paraná, el río más ancho del mundo que es el río de La Plata y el tercer reservorio de agua dulce del mundo, que es lo que hay que defender".
La imposición de la palabra "hidrovía" implica, para el autor Crónicas soberanas de la patria herida, un despojo a la dignidad: "Le entregamos el río, el control, la administración y la gestión y lo subsidiamos durante 26 años sin ningún tipo de control, incluso ambiental, de contrabando y cuando te diste cuenta, no hablás del Paraná sino que usás el nombre de una empresa".
"Pequeños triunfos"
Sin embargo, las puesta en debate de esta problemática y la confluencia de numerosas organizaciones políticas, sociales, ambientales, gremiales y de diversa índole tuvieron sus frutos en los últimos años.
—Hablabas, Luciano, de pequeñas victorias, entre ellas el reciente llamado a licitación del dragado del Canal Magdalena. ¿Cuál es su importancia?
—Hemos tenido tres triunfos de carácter estratégico, pequeños, pero que van hacia donde queremos ir, que es constituir de una forma casi como de gobierno el Consejo Federal de esta cuenca, la mal llamada hidrovía, que la componen siete gobernadores, y una cantidad de ministros del poder Ejecutivo. Se terminó que la Bolsa de Comercio, la Cámara de Exportadores, llamaban al Poder Ejecutivo, extorsionaban y eran amos y señores de nuestro río. Ahora apareció la reivindicación del litoral profundo, esta democratización y este paso del federalismo.
El otro paso es que el control, la administración y la gestión del cobro del peaje pasó a estar en manos de los argentinos a partir de esto y ya hay recaudaciones que permiten demostrar que el Estado puede recaudar y ya cuenta con 100 millones de dólares que pueden destinarse a recuperar los puertos públicos, dragado y todo lo que tenga que ver con recuperar soberanía.
Y el otro es el anuncio del Canal Magdalena, porque los argentinos estábamos presos en nuestras propias agua.
Sobre ese punto, el investigador y dirigente Partido del Trabajo y del Pueblo de Santa Fe destacó el rol del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, que -consideró- "ha jugado un papel importantísimo en estos tres logros que son importantes en el sentido de recuperar el puerto, comercio, comida, flota naval, porque la soberanía no se proclama sino que se ejerce y hay pequeños pasos que van en ese sentido".
Encuentro por la soberanía
Impulsado por la Mesa de coordinación por la soberanía del río Paraná y el canal Magdalena, los días 3 y 4 de junio ser realizará en Rosario el primer Encuentro federal por la soberanía, al que convocan, entre otros, el Foro por la Soberanía del Río Paraná, del que forma parte Orellano: "Van a venir de todas las provincias y aquí se van a expresar no solo las denuncias en cuanto que en la Argentina reina el capital extranjero, en las palancas estratégicas, sino que como no basta con denunciar sino también proponer qué hacemos con nuestro petróleo, nuestro litio, nuestra industria naval, la dirección del Vías Navegables, nuestros dragados, quiénes hace los trazos, nuestros transportes, trazos que nos liberen y que no nos esclavicen, recuperar nuestra moneda, qué Constitución queremos. Todos estos temas van a estar, estamos trabajando con muchos entusiasmos, queremos invitar a nuestros provincianos".
La fecha elegida no quedó librada al azar: el 4 de junio fue el día que las tropas de la Confederación Argentina, lideradas por Lucio Mansilla, derrotaron a la flota anglo-francesa. "No se trata de relaciones de fuerza, sino que esa batalla demuestra que el problema es de objetivos. Los paisanos, los gauchos, los indios derramaron su sangre y derrotaron a la flota que controlaba los mares, que eran los ingleses y los franceses, en esa guerra del Paraná que fue protagonizada por todos los pueblos del litoral profundo".
El encuentro contará con talleres de debate con diversos ejes y con la finalidad de elaborar propuestas para un programa que ponga en el centro la soberanía nacional: soberanía fluvial y marítima, Malvinas, modelo de estado y nueva constitución, soberanía energética, soberanía monetaria y financiera, soberanía económica, soberanía digital y comunicacional, soberanía alimentaria, agricultura familiar y desarrollo territorial, soberanía ambiental, soberanía sanitaria, integración latinoamericana, soberanía educativa y de la producción de conocimiento.
Publicado en Río Bravo el 25 de abril de 2023