(*) El autor es contador, docente y expresidente de la filial Delta de la Federación Agraria Argentina (FAA)
Lo ponemos en esos términos porque él mismo ha explicitado que esa fortuna inconmensurable para el común de la gente, de 45 mil millones de dólares se la dio “a los bancos que se querían ir”. Lo grave es que hasta ahora, pese a esta precisión confesada a la cadena CNN, se debate con palabrerío algo de tan extrema gravedad, que compromete no sólo el presente, con los miles de millones de dólares que se “pagan” como el vencimiento que hay ahora en diciembre, sino que hipoteca el futuro y condena a que sigamos siendo una republiqueta disputada y apropiada por extranjeros, con destino de producción primaria.
¿Como se explica que si a cualquier ciudadano se le pide que registre sus operaciones, hoy a través de la “factura electrónica”, por lo que se puede conocer hasta el último centavo que circula en el país, el debate sobre tamaña condena sea solo de expresiones de unos y otros, y no un planteo basado en la documentación objetiva y concreta que necesariamente tiene que estar en el Banco Central y otras dependencias financieras del Estado?
Nuestro pueblo tiene que tener una exigencia absoluta sobre la publicación de la documentación que respalda las operaciones financieras que hipotecan nuestro presente y nuestro futuro, para que deje de ser una disputa falaz entre quienes “arreglan en 5 minutos” y “honran la deuda” y quienes la quieren pagar estirando los plazos y buscando mejorar la tasa de interés u otros condicionantes, igualmente inadmisible para cualquier país soberano.
Si la deuda contraída no fuera claramente fraudulenta y destinada al saqueo del país, el primer interesado en presentar la documentación respaldatoria debería ser el Sr. Macri y sus acólitos, que evitarían así que sus figuras fueran acusadas y cerraría ese capítulo.
Sin la documentación respaldatoria, integra, completa, detallada, cualquier “arreglo” es una condena sin juicio a nuestro pueblo, nuestra patria, nuestra nación. Sólo quienes tienen mentalidad de cipayos pueden seguir adelante sin aclarar en concreto de que se está hablando. Para que no quepan dudas: 1- La documentación del FMI y la República Argentina donde se entregan los créditos y donde fue depositada (igual criterio ha de aplicarse a otras deudas tomadas) y 2- La documentación de cómo se ha dispuesto de ese dinero con todo el detalle que corresponde, para que quede claro quienes lo recibieron y bajo qué condiciones. Si no se toman esas medidas mínimas, estamos aceptando una condena por generaciones y la garantía de vivir en la pobreza material y humillados como nación soberana.
Días atrás el presidente Alberto Fernández pidió al FMI que “ayude” a investigar la deuda. Es una buena noticia, por lo que, lo expuesto, es más que nunca una necesidad insoslayable para la legislatura nacional, que debe ser quién trate el tema por mandato constitucional y que sin documentación, va ser una nueva acción con ribetes circenses.
Simplemente por sensatez de sentido común, esta claro que el FMI va a emitir un informe, dicen, porque no tienen nada que “investigar” ya que el préstamo se hizo bajo sus condiciones. Salvo que se refieran al destino de los fondos y que controles hizo, o no, esa entidad sobre los mismos, de acuerdo a las condiciones de aquel otorgamiento.
Propiciemos a fondo ese pedido de Fernández al FMI, mientras tanto que no salgo un dólar más. ¡Cómo vamos a pagar una deuda que pedimos que se investigue!
Publicado en Río Bravo el 10 de diciembre de 2021