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Jueves, 19 Noviembre 2020 01:45

Acuña y la botonería para el ajuste

Escrito por Claudio Puntel

La andanada de respuestas contra las declaraciones discriminatorias y fascistas de la ministra Acuña muestran viva a la saludable capacidad de indignación de los educadores argentinos. La que muchos pretenden decretar muerta.

La mayoría de los textos y declaraciones de rechazo denuncian la falta de respeto y lo discriminatorio del pensamiento de la ministra de Educación porteña, odiadora de viejos, pobres y fracasados. Aborrecedora de quienes son el verdadero sostén de la escuela pública.
Hay un par de aspectos que no pueden soslayarse en el análisis de los dichos de Acuña, la incitación a la delación y la utilización de esos conceptos como argumento persistente para avanzar en una política de ajuste que incluye el cierre de los institutos superiores para desempolvar su proyecto de la Unicaba. Si no son tenidos en cuenta como rasgos principales, se cae en el triste papel de decir que todo es lo mismo, cuando la realidad exige identificar los rasgos particulares de cada hecho.
Puede parecer desmedida la respuesta de rango nacional a los dichos de una ministra de la ciudad de Buenos Aires. No lo es, si se piensa que expresa un proyecto de educación antipopular pensado para todo el sistema educativo argentino y que aunque fue derrotado, aún sigue agazapado.

Botonería y algo más

La queja de Acuña acerca de que los padres no quieren denunciar a los maestros y profesores docentes tiene una base real: los padres no denuncian el tipo de contenido que se enseña en las escuelas. No denuncian al educador comprometido, que es justamente el objeto del ensañamiento de la funcionaria.

Pero al tiempo de ser una lamentación, la ministra insiste con la incitación al espionaje y botoneo. Y éste es uno de los rasgos distintivos de su programa político y de los Ceos de su coalición, las prácticas fascistas con que están dispuestos a sostenerse. No dudan en apelar a la represión, la vigilancia y la persecusión ideológica. Y como los padres no se prestan a la delación, el inefable Alfredo Leuco corre presto a señalar docentes con nombre y apellido en su columna de Radio Mitre bajo el título Adoctrinar es Fascismo Educativo. Negacionistas de pura cepa, no se detienen ante las implicancias terroristas de su accionar ni se sienten interpelados por la memoria de las listas negras en nuestra historia reciente.

Discriminar para ajustar

Aprendieron rápido los principios goebbelianos remixados por Durán Barba. Y cada vez que aparecen en escena, lanzan los mismos improperios, con la persistencia de la gota en la piedra. Aunque no les funcione, no abandonan la prédica sistemática.
Las ofensas de Acuña son el ariete con el que insisten con el programa de cerrar los 29 institutos de formación docente e imponer la Unicaba. Aunque el proyecto fue derrotado a principios de 2019 por la lucha de las y los trabajadores de la educación, con gran protagonismo de las y los directivos y las y los estudiantes, siempre lo tuvieron a mano a la espera de una oportunidad para revivirlo y remozarlo.
Son políticas educativas que deben ser enfrentadas siempre por lo que encarnan como ajuste y destrucción de la educación pública y por sus propósitos contra la soberanía pedagógica. En eso, Acuña es transparente.

Cuando el filósofo oficial del macrismo, Alejandro Rozitchner despotricaba contra el pensamiento crítico iba en el mismo sentido. Lo mismo con otras palabras decía Bullrich, entonces ministro de educación de la Nación, cuando proponía una escuela que forme “argentinos capaces de vivir en la incertidumbre y disfrutarla".
Acuña, Rozitchner y Bullrich encarnan el mismo proyecto, el de una educación pública sin presupuesto, con las puertas abiertas a las ONGs y empresas que rapiñan la torta del presupuesto educativo. Una escuela que no se piense a sí mísma, que forme argentinos que vivan los proyectos de ajustes como si fueran una hermosa oportunidad, con una adaptación cada vez más pasiva a la realidad. Con docentes a los que pretenden dóciles, incapaces de criticar, de crear, proyectar y transformar. En suma, el viejo sueño de nuestras minorías oligárquicas, el proyecto educativo al servicio del imperialismo y el bloque dominante. Y eso sí es peligroso y con o sin frases discriminatorias y ofensivas, es un programa terrorista que debemos seguir enfrentando.

 

Publicado por Río Bravo el 19 de noviembre de 2020 

Modificado por última vez en Jueves, 19 Noviembre 2020 17:08

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