En Monseñor Chalup casi San Martín, cuatro cruces esvásticas que pasan casi desapercibidas para la mayoría de los transeúntes son fiel reflejo de aquellos tiempos, aunque los actuales dueños de la propiedad desconocen su origen.
Aunque la cruz esvástica tuvo su origen al menos 5.000 años antes de la existencia del nazismo -representaba un símbolo de paz para el hinduísmo- y tuvo distintos usos y significados en diversas culturas a lo largo de la historia, los movimientos völkisch – nacidos en Alemania a fines siglo XIX– lo adoptaron como un símbolo de identidad aria y orgullo nacional alemán. Desde entonces, ya en el siglo XX, varios partidos y movimientos de extrema derecha adoptaron la esvástica como símbolo asociado a la idea de un Estado ario puro. El propio Adolf Hittler fue quien lo incluyó en el diseño de la bandera de Partido Nacional Socialista Alemán y así, a pesar de sus orígenes, desde entonces quedó indisolublemente asociado a la Alemania nazi y su propaganda ideológica.
Pocos notan su presencia al pasar, otros le restan importancia. Las cruces disimulan su presencia en una discreta y antigua reja de hierro de una vivienda ubicada en calle Monseñor Chalup casi San Martín, donde hace años funciona una joyería.
El propietario actual poco tiene que ver con esa historia. Orfebre de oficio, su padre compró la casa hace 54 años a una mujer de apellido Olivera y el inmueble se mantuvo sin modificaciones desde su adquisición, salvo por la remoción de una reja idéntica que fue reemplazada por una puerta garage. Sin embargo, nunca le prestaron demasiada atención al detalle.
Por esa misma esquina seguramente desfilaron los esbirros de Manuel Carlés y su Liga Patriótica el 1° de mayo de 1921, previo a la ejecución del violento atentado que se llevó la vida de 13 personas; la mayoría obreros y un policía. De hecho, la plaza San Martín –en aquél entonces Independencia– está a sólo dos cuadras del lugar en el que hace más de medio siglo (tal vez mucho más) alguien decidió "adornar" su vivienda con el símbolo que remite a uno de los mayores genocidios en la historia de la humanidad. Y, tal como registran diversos testimonios históricos, una de las arterias por las que llegaron las brigadas de la Liga Patriótica, fue Chile (hoy Chalup); las otras columnas que rodearon la plaza y desataron la masacre llegaron por Mitre y 3 de Febrero. Así se relata en el documental 100 años de la masacre del 1 de mayo de 1921, realizado por el Museo Popular de la Memoria de Gualeguaychú.
Y aunque la influencia mundial de la ideología nazi propiamente dicha no tomaría fuerza e incidencia en nuestro continente sino hasta varios años después de aquellos acontecimientos, con su llegada al poder en Alemania, las ideas y expresiones políticas antiobreras y antipopulares, con diversos matices, ya estaban sembradas en la región.
Al igual que las brigadas nazis previo al ascenso de Hittler, los grupos de la Liga Patriótica actuaban con un claro sentido clasista atiobrero, como grupos de choque que organizaban atentados y provocaciones contra manifestaciones de trabajadores, bajo la sombra de sectores oligárquicos y terratenientes de quienes, al fin y al cabo, defendían intereses y privilegios en contra de las reivindicaciones populares de esa época.
Tal era su incidencia en la región que el día de la masacre llegaron a Gualeguaychú brigadas de la Liga de Gilbert, Larroque, Talitas, Perdices, San Antonio, Almada, Villaguay, entre otras localidades, con la excusa de participar de un acto por el aniversario del pronunciamiento de Urquiza.
Por eso, aunque se desconoce su origen, la existencia de simbología nazi en pleno centro de Gualeguaychú no parece ser la herencia de algún excéntrico aislado sino más bien un rastro de su época.
Publicado en Río Bravo el 13 de junio de 2021