Un sicario y cinco balazos para arrancar la semana en la que se cumple un mes de la desaparición forzada de Santiago Maldonado. ¿Cómo para que nos acostumbremos?
Salir a fusilar
Julia Rosales es dirigente de la Corriente Clasista y Combativa y del Partido Comunista Revolucionario. Además, milita fervientemente el Movimiento Ni un Pibe Menos por la Droga en los barrios más pobres de Buenos Aires. Un sicario intentó asesinarla de cinco balazos.
Este lunes por la tarde, cuando volvía a su casa, un mercenario en moto se puso junto a la ventanilla de su auto y la intentó fusilar. Cinco balazos apuntando a la cabeza. Como ella lo vio venir, se protegió y sólo le pegaron tres. Está internada, ahora fuera de peligro.
Salvo honrosas excepciones, la mayoría de los medios masivos eligió el silencio. ¿Querrán que nos acostumbremos?
Santiago en las escuelas
Ahora el grupo Clarín, usina de propaganda del gobierno nacional, ha elegido poner en foco la reflexión sobre la desaparición forzada de Santiago Maldonado en las escuelas. Ahora, los mismos periodistas que no se escandalizaron cuando Bullrich firmó un convenio para permitir la entrada de Monsanto a las instituciones educativas, ponen el grito en el cielo ante lo que llaman adoctrinamiento.
Osan poner en tela de juicio a quienes reclaman por Santiago. ¿Y Julio López?, preguntan, como si no hubiesen sido esos mismos grupos de poder que hoy se hacen los desentendidos con la desaparición de Santiago los que antes exigieron y después avalaron la reducción de las penas y las excarcelaciones de los genocidas que estuvieron detrás de la desaparición de López. ¿Y Julio López?, preguntan, como si no fuesen los mismos colectivos de militancia por los derechos humanos que ayer marcharon por López los que hoy marchan por Santiago.
La de Santiago no es una desaparición más. Santiago desaparece en el contexto de una represión estatal. Cuando alguien desaparece, cae herido o muere en dicho contexto, el Estado que debería amparar sus derechos se convierte en su enemigo y ejecutor; y la cosa se complica hasta para los testigos, que obviamente temen declarar en confianza ante un poder demasiado acostumbrado a cuidarse a sí mismo ante cualquier duda.
Si en la escuela, uno de los ámbitos en los que crecen y se forman las generaciones de ciudadanos que discutirán qué país podemos tener, qué país tenemos y qué país pudimos haber tenido; si en la escuela no se puede reflexionar ante esta situación, estamos al horno…
La represión es política
El gobierno nacional llegó a la Casa Rosada con el discurso del cambio y asegurando que venía para “cerrar la grieta”. Desde que se hizo del poder político en el país, puso en marcha una maquinaria mediática sin precedentes con el objetivo de desprestigiar a cualquiera que considerara en la vereda de enfrente. El show del todo vale que antes escandalizaba a los periodistas de Clarín y compañía, pasó a ser legítimo y hasta chistoso.
De todos modos, no les alcanza. El Presidente Macri festejó con bombos y platillos el domingo 13, cuando “ganaba” por 7 puntos Buenos Aires y “ganaba” Santa Fe (15 días después sabemos que perdió las dos elecciones), y los medios juzgaron en forma unánime que Cambiemos arrasó en elecciones en las que ganó 10 de 24 batallas, sacando un 35% a nivel nacional. Con esos números, en otro contexto, cualquier gobierno con una elección de medio término habría sido ampliamente deslegitimado. Con esos números, al gobierno nacional no le alcanza para llevar a cabo el profundo ajuste que veladamente anuncia y que a gritos sus aliados le reclaman.
Para avanzar con la baja de la edad de jubilaciones, la flexibilización laboral, el ir a fondo con la apertura de importaciones, la reforma tributaria contra-distributiva, el ajuste fiscal que demanda el pretendido ingreso a la OCDE, la privatización de Aerolíneas Argentinas que periodistas del grupo Clarín ya reclaman sin tapujos ni vergüenza, el freno a los juicios de memoria, verdad y justicia contra los genocidas y sus cómplices; para avanzar con todo eso el apoyo conseguido en las PASO no le alcanza.
Por eso la represión, cada vez menos encubierta y solapada. Por eso las provocaciones. Por eso los sospechosos atentados y la sospecha de los infiltrados. Por eso se pueden movilizar 200 mil trabajadores a Plaza de Mayo pero la noticia en la cadena para-oficial va a ser que 50 se pelearon contra 50.
La grieta
Sí, por eso también, reclamar por Santiago y por Julia y por cada perseguido a lo largo y a lo ancho del país, es una decisión política. Es la decisión de quienes tantas veces dijimos Nunca Más.
Ahora que viejas prácticas oxidadas parecen querer volver, es más necesario que nunca estar de pie y gritar bien fuerte. Ahora que quieren que nos acostumbremos a esquivar guadañazos, que ya no nos indigne. Si lo logran, retrocedemos 40 años. Ahora, aquí sí que hay una “grieta”. Por eso estamos de pie.
Publicado por Río Bravo el 30 de agosto de 2017.