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Jueves, 16 Marzo 2017 22:42

Los gobiernos y el paro docente

Escrito por Ignacio Gonzàlez Lowy

Tanto el gobierno nacional como el gobierno provincial coinciden en un único objetivo en materia de educación: sacarse el paro docente de encima. Todo lo demás, se puede postergar.

Para los funcionarios de gobierno y para muchos periodistas, las crisis educativas duran poco en Argentina en general y en Entre Ríos en particular. Empiezan cuando hay huelga de maestros y se terminan con éstas. Ni antes, ni después.

Los reclamos de los docentes por las condiciones edilicias y de inseguridad en las que trabajan y sus alumnos estudian, parecen caer en saco roto si se producen fuera de este período. 

 “¡Recién ahora se acuerdan!”

El gobierno lo sabe y juega con la presión sobre los familiares de los miles de gurises que concurren a las escuelas públicas del país. Cuando en noviembre e incluso antes los sindicatos comienzan a exigir discusiones salariales con vistas a la recomposición para el año siguiente, con los números de la inflación en la mano, los oficialismos provincial y el nacional miran para un costado y patean la pelota hasta febrero. 

Entonces, con la fecha de inicio de clases sobre el cuello, el gobierno de Macri tiene margen de acción para desconocer la ley y no convocar a paritaria nacional, y el gobierno provincial puede ofrecer un miserable 6% de aumento sobre los magros sueldos de los docentes entrerrianos (mientras se auto-aumentan sus salarios en un 35% promedio). Total, si las clases no comienzan es porque los docentes son vagos, porque los sindicatos no quieren dialogar o por los dos motivos juntos y combinados.

Con la maquinaria mediática en marcha, todas las tintas se cargarán sobre los maestros. ¡Siempre se acuerdan en marzo de protestar! ¿Por qué no empiezan antes a exigir? Obviamente, cuando en pleno enero los trabajadores de la educación han acampado frente a Casa de Gobierno esos mismos voceros que se rasgan las vestiduras en marzo, prefieren hablar de las colas y las lolas en las playas de la costa Atlántica…

Así, aunque diga todo lo contrario, año tras año es el propio gobierno el que demuestra que, si no hay huelga docente, el conflicto que plantean los educadores parece no importar.

Pero le importa

Igualmente, no fueron pocas las batallas que los trabajadores de la educación ganaron por fuera de estas fechas claves, a lo largo de los años. Luchas contra recategorizaciones (siempre a la baja) de escuelas, denunciando problemas en el cobro de salarios, cronogramas de pago atrasadísimos, violaciones a las reglamentaciones de concursos e ingreso a la docencia, falta de presupuesto para higiene, continuidad de programas educativos, comedores e instalaciones escolares, arremetidas contra la ley provincial de jubilaciones, entre otras; se han dado con movilizaciones, asambleas, volanteadas y otros actos, la mayoría de las veces sin huelgas, y en muchas de ellas los docentes han triunfado.

De todos modos, en particular a la hora de discutir salarios, los gobiernos nacional y provincial parecen no escuchar otro lenguaje que el que entonan los docentes movilizados en el marco de la huelga activa. Por eso la atacan formando e incentivando rompehuelgas (a los que presentan como “voluntarios”), enviando inspecciones de trabajo que para cualquier otra situación (incluso de peligro para alumnos y trabajadores) retacean, burocratizan y escamotean, castigando a los huelguistas con descuentos y hasta (novedosa artimaña de Vidal en Buenos Aires) sobornando con “premios” a los docentes para que no adhieran a la huelga.

En defensa de la Escuela Pública

La defensa de la escuela y la educación pública es una bandera que prácticamente todos los sectores políticos y sociales del país dicen defender. Está en nosotros si le creemos a los funcionarios (que en su mayoría inscriben a sus hijos en las escuelas privadas más caras) o a los docentes que año a año sostienen este espacio de creación y resistencia que son las escuelas del país. Atando todo con alambre, haciendo chicle con presupuestos exiguos y partidas que no llegan, poniendo de sus propios bolsillos para llegar con los materiales, formando cooperadoras; los trabajadores de la educación le ponen el cuerpo a un discurso en el que los gobiernos de turno gastan ríos de saliva, sobre todo en febrero, marzo y (hasta ahí no más) quizá abril.

La gran mayoría de los padres y las madres de los gurises que pueblan las escuelas saben que incluso sus propias discusiones salariales dependen en gran medida de lo que los docentes logren en esta lucha. También lo sabe el gobierno, que por ese motivo se pone doblemente duro en esta discusión.

Bordet, el Heidi entrerriano

Por su parte, el gobernador entrerriano, que según la vicepresidenta de la Nación bien podría formar parte de Cambiemos; metió un golazo en el último congreso de Agmer. Ningún paro provincial de un sector de trabajadores cuyo salario depende directamente de su órbita. La adhesión de Agmer al plan de lucha nacional de CTERA, justificada e incuestionable, dejó afuera misteriosamente toda medida de acción directa contra el ajuste que, en la provincia, Bordet aplica siguiendo la receta de Macri. 

La militancia del sector que conduce Agmer en la provincia (Integración – Celeste - Freire) corrió olímpicamente del blanco al gobierno de Bordet, que pasó de ser un “blanco secundario” a ser uno terciario como mucho. Las seccionales conducidas por la Agrupación Rojo y Negro construyeron mandatos que incluían la adhesión al plan de lucha nacional pero sumaban jornadas provinciales. Ahora la preocupación en éstas seccionales es por sostener la lucha en un marco de hondo escepticismo respecto de lo que el gobierno está dispuesto a negociar y de lo que la propia conducción del gremio está dispuesta a reclamar.

El gobernador Bordet, así, consolida su imagen de cándido, apaciguador y dialoguista (cualidad que le supo ganar el mote de “Heidi” a la gobernadora de Buenos Aires): el conflicto ni lo roza, aunque la educación pública en la provincia que conduce está en el centro del debate.

Días de tormenta

Bien sabemos que una cosa es lo que puedan arreglar ciertas direcciones sindicales “por arriba” y otra (a veces muy distinta) es lo que sienten, piensan y hacen los supuestos representados “por abajo”. En los próximos días los trabajadores de la educación de la provincia de Entre Ríos seguirán librando una pelea que lleva meses, años, irresuelta, aunque gobernantes y (muchos) periodistas sólo la recuerden cada principio de marzo.

Vienen días de tormenta, lucha y movilización. Pero cuidado: si la escuela pública está en crisis no es por estas medidas. En todo caso, estamos ante los síntomas. De cómo se los atienda depende mucho cómo se pueda avanzar con los otros debates, de largo plazo y extrema necesidad, que por abajo y sin que los funcionarios se enteren, los maestros también dan a diario.

Publicado por Río Bravo el 16 de marzo de 2017. Foto: Tiempo Argentino.

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