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Sábado, 03 Septiembre 2011 20:17

La desaparición de niños es un problema político

Escrito por Pablo Felizia

Si Río Bravo tuviese Sección de Policiales, una nota sobre Candela no estaría ubicada en ella. Y no porque queramos desde este medio “hacer política”. Sino porque la desaparición de personas en nuestro país y en nuestra provincia es un problema político.


Los asesinos, los proxenetas, los tratantes, los secuestradores, los cómplices, los mercaderes del dolor cuentan con una ventaja: un estado incapaz de resolver nuestros problemas y una policía que se sienta (con los funcionarios del propio estado) a la mesa de los negociados más oscuros.
Somos nosotros los encargados de luchar para crear justicia. Para que no nos arranquen más flores antes de que llegue la primavera. Para que no tengamos que mostrar la cara de los gurises que nos faltan. Para que nos devuelvan a Fernanda y no nos quiten más Candelas...
(Sólo por hoy a este mundo no quiero cambiarlo, quiero reventarlo.)

Colgado por una lectora en el Facebook de Río Bravo el miércoles 31 de agosto.

El caso de Candela abrió en la sociedad innumerables discusiones. Principalmente la cantidad de personas desaparecidas y buscadas: Según el diario La Nación, alrededor de 210 niños y 289 adultos. Estos serían solo los casos denunciados. Sin embargo, en los grandes medios se dijo de todo; por repasar: que el padre era buchón de la policía y por eso fue un ajustes de cuentas, que pudo haber sido el ex marido de la madre por estar vinculado al narcotráfico, que la madre sabía quienes tenían a su hija y nunca lo dijo, que fue un secuestro extorsivo, que podría estar vinculado al tráfico de órganos y, en menor medida, que habría sido un caso de trata de personas. Se habló también del papel de los medios: porque el tema daba rating, había que dar cualquier noticia las 24hs. Si el caso tuvo rating es porque indigna la cantidad de niñas y niños desaparecidos y la imposibilidad de encontrarlos.

Lo cierto es que más de 2.000 policías de la bonaerense no encontraron a una nena de 11 años. Que incluso, se sospecha ahora, habría estado a unas pocas cuadras de su casa.

Se podría decir que en Entre Ríos, cuando la desaparición de Candela y los días posteriores, una gran mayoría pensamos en Fernanda Aguirre. Porque nos tocó más de cerca, porque aún no aparece, porque nos queda esa sensación amarga de que quienes deberían encontrarla, no hacen lo necesario o no quisieron hacer lo necesario. Idéntica situación se sigue viviendo con la familia Gill de Crucesita Séptima, dos mayores y cuatro menores fáciles de olvidar para el poder, por tratarse de una familia de peones rurales.

Para cerrar esta nota, una opinión de la monja Martha Amelia Pelloni, integrante de la Red Infancia Robada. En la radio LT10 de Santa Fe el 28 de agosto, dijo: “estamos muy mal en el país porque ambos temas –las drogas y la trata- dejan mucho dinero. Trata, drogas y armas es mucho dinero, se pagan campañas electorales y las instituciones que tiene que cuidarnos tienen aval para todos estos temas”.

Publicado por Río Bravo el 3 de septiembre de 2011.
Modificado por última vez en Domingo, 04 Septiembre 2011 09:11

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